viernes, 4 de julio de 2014

PAUTAS PARA LA MONOGRAFIA FINAL




Máximo: 12 páginas. TNR o Arial 12, interlineado 1,5.

Tomar un eje temático y desarrollarlo según las pautas del discurso expositivo-argumentativo. 
Cuidar todos los aspectos redaccionales: organización de los contenidos, puntuación, cohesión y coherencia, correlación verbal, concordancia de género y número, uso de mayúsculas y minúsculas. Cita de nombres propios.
Notas al pie.
Bibliografía al final.
Citar correcta y completamente.

jueves, 3 de julio de 2014

temas de monografía final


temas de monografía final



SEMINARIO DE MÚSICA Y COMUNICACIÓN
CÁTEDRA ROCHA/LARREGLE


Lista de temas posibles para monografía final (se aceptan propuestas)

1) La escena electrónica: historia, centros mundiales, fenómeno argentino, tango electrónico.
2) Rap, Hip Hop, versiones argentinas o latinas .
3) Análisis de los suplementos culturales, de los suplementos de música o de revistas temáticas: perfiles, corrientes, tendencias, modalidades enunciativas, núcleos temáticos.
4) Radio y música: programación, radios para distintos target, etc.
5) Programación sobre música en TV de aire; análisis de alguna programación de canal de cable.
6) Programación de festivales de música popular (tango, jazz y otras músicas, folclore) por los organismos oficiales. Lo mismo para la música sinfónica o de cámara.
7) Los espacios para la música: bares, pubs, pequeños teatros. Música y dinero.
8) Música y cine, música y publicidad.
9) Música y tecnología: la piratería en Argentina. El intercambio de música en la red: nuevas comunidades.
10) El nuevo tango, corrientes y tendencias actuales.
11) El folclore actual: corrientes y tendencias.
12) Las nuevas formas de producción y comercialización: sellos independientes.
13) Cantantes y cantores: la voz como instrumento.
14) La cuestión de género: mujeres compositoras, intérpretes, "musas" en el rock, la música clásica, el rock, el folklore, etc.
14) CUALQUIER TEMA QUE SURJA DEL PROGRAMA, QUE NO SEA REPRODUCIR LO YA LEÍDO Y DICHO.

miércoles, 18 de junio de 2014

pautas de análisis para el 2º parcial





2º Parcial

GUIA DE ANALISIS PARA UNA OBRA

Los alumnos, en grupos de hasta 4 integrantes, elegirán una obra musical y su correspondiente versión  y la analizarán teniendo en cuenta los siguientes pasos:

a) Ficha técnica: todos los datos que hacen a la autoría, ejecución y grabación de las mismas (si es posible, el disco en que salieron, año, sello, etc.).
b) Contextualización: época, estilo, género, influencias rastreables, etc.
c) Descripción formal: sonido, textura, ritmo, forma, con todas las implicancias del caso.

d) Análisis de las transformaciones sufridas por el texto A en su paso a texto B (versión), teniendo en cuenta sobre qué niveles o parámetros se han dado.
d) Conclusión, que puede incluir alguna referencia al valor de la obras, a su legado, al lugar dentro de un conjunto (el corpus del o los autores, un género, etc) y todo lo que pueda decirse al respecto.

Se expondrá oralmente frente a los compañeros y todos los integrantes del grupo deberán participar. Asimismo, se presentará por escrito a las docentes.

2º parcial versiones para elegir


Seminario de Música y Comunicación 2014   La Música/las músicas
Rocha- Larregle

Temas versionados para el análisis grupal

Presentación: jueves 26/6/14

LINKS DE YOUTUBE

A estos hombres tristes

A hard day’s night
The Beatles https://www.youtube.com/watch?v=zSm0M-BbVdY
Versión de Ella Fitzgerald: https://www.youtube.com/watch?v=CpOuIlMTpR8

Alfonsina y el mar

Alma de pez
Gustavo Pena (El Príncipe) https://www.youtube.com/watch?v=-rFzxxd0ueE
Germán Gómez (Vi luz, 2013) https://www.youtube.com/watch?v=taaVjc3Ld90
http://emproducciones.bandcamp.com/track/alma-de-pez

Bourrée
Versión para guitarra: https://www.youtube.com/watch?v=YiJae5yZhXY por Eduardo Fernández. Están todas las suites, la Bourrée va desde 13:15 a 14:28.

Cuadros de una exposición
Versión orquestal: https://www.youtube.com/watch?v=oN2j-5ZB3ZQ hasta 05:11
Emerson, Lake & Palmer: https://www.youtube.com/watch?v=RyyP1dryYbE hasta 7:37.

Gricel

Help

In My Life
Bette Midler (For The Boys): https://www.youtube.com/watch?v=nH1iubPJJxA

La última curda

Laura  banda sonora del film (David Raskin, 1944)  https://www.youtube.com/watch?v=b-QtnIaG0xE

Light my fire
The Doors   https://www.youtube.com/watch?v=9iSXrZYhJt4
Eliane Elias https://www.youtube.com/watch?v=HuPzOATDuDA

My favorite things
Al Jarreau https://www.youtube.com/watch?v=iQwzaNOyXQE

Summertime

Un di felice eterea
David Byrne: https://www.google.com.ar/?gws_rd=ssl#q=un+di+felice+eterea+david+byrne



Seminario de Música y Comunicación 2014   La Música/las músicas
Rocha- Larregle

Temas versionados para el análisis grupal

Presentación: jueves 26/6/14

LINKS DE YOUTUBE

A estos hombres tristes

A hard day’s night
The Beatles https://www.youtube.com/watch?v=zSm0M-BbVdY
Versión de Ella Fitzgerald: https://www.youtube.com/watch?v=CpOuIlMTpR8

Alfonsina y el mar

Alma de pez
Gustavo Pena (El Príncipe) https://www.youtube.com/watch?v=-rFzxxd0ueE
Germán Gómez (Vi luz, 2013) https://www.youtube.com/watch?v=taaVjc3Ld90
http://emproducciones.bandcamp.com/track/alma-de-pez

Bourrée
Versión para guitarra: https://www.youtube.com/watch?v=YiJae5yZhXY por Eduardo Fernández. Están todas las suites, la Bourrée va desde 13:15 a 14:28.

Cuadros de una exposición
Versión orquestal: https://www.youtube.com/watch?v=oN2j-5ZB3ZQ hasta 05:11
Emerson, Lake & Palmer: https://www.youtube.com/watch?v=RyyP1dryYbE hasta 7:37.

Gricel

Help

In My Life
Bette Midler (For The Boys): https://www.youtube.com/watch?v=nH1iubPJJxA

La última curda

Laura  banda sonora del film (David Raskin, 1944)  https://www.youtube.com/watch?v=b-QtnIaG0xE

Light my fire
The Doors   https://www.youtube.com/watch?v=9iSXrZYhJt4
Eliane Elias https://www.youtube.com/watch?v=HuPzOATDuDA

My favorite things
Al Jarreau https://www.youtube.com/watch?v=iQwzaNOyXQE

Summertime

Un di felice eterea
David Byrne: https://www.google.com.ar/?gws_rd=ssl#q=un+di+felice+eterea+david+byrne


lunes, 5 de mayo de 2014

Consignas para el 1º parcial (dos opciones)

Entrega de 1º parcial, domiciliario: jueves 29 de mayo.

Cuidar sintaxis, ortografía, escritura de nombres propios y todo aquello referido a una presentación por escrito.


Opción 1-      Parcial domiciliario  sobre filosofía y música

1)    Lea los textos correspondientes a la unidad 3.

2) Elija un autor para trabajar; justifique su elección.

3) Contextualice autor y obra: datos biográficos, corriente filosófica con la que lo relaciona.

4) Familiarícese con el o los músicos trabajados por el autor.

5) Explique los puntos centrales del texto de referencia.


Máximo 5 págs.; Times New Roman o Arial 12, interlineado 1,5.


Opción 2-    Crítica de un espectáculo musical

1)      Elija un medio gráfico existente (en papel o digital) para el cual escribir como periodista especializado.
2)      Concurra a un espectáculo musical
3)      Escriba una crítica para tal medio. Al final de la misma, aparte, deben constar datos de la ficha técnica: quién, dónde, cuándo, otros.  Con título (volanta y copete no, ya que corren por cuenta del editor) Máximo 6.000 caracteres con espacios. Times New Roman o Arial 12, interlineado 1,5.

viernes, 2 de mayo de 2014





Síntesis de períodos de la historia de la música

Prof. María Elena Larregle




Hemos visto hasta el momento los elementos, relaciones y procedimientos que caracterizan la estructura y funcionamiento de toda obra musical.
El material con el que se compone la música es el sonido, producido por diversas fuentes sonoras, el cual es manipulado por el compositor mediante distintos procedimientos que generan la obra. En las composiciones resultantes se observan tres macroestructuras que siempre están presentes: una que ordena la dimensión espacial de la música, llamada textura, que organiza los distintos planos sonoros según relaciones de jerarquía; otra que ordena la dimensión temporal, llamada ritmo, que organiza las duraciones y las relaciones en el transcurrir temporal; y una tercera que ordena las partes de la obra y sus relaciones, llamada forma, que da cuenta de lo que permanece, lo que varía y lo que cambia en todos los niveles de la composición, integrando los ejes temporal y espacial y las transformaciones de los materiales.
En cada época, en cada cultura, se han dado modos particulares de utilización de estos elementos. Los materiales y procedimientos son diferentes según el tipo de música que se trate. Por lo tanto, las características compositivas y estructurales de la música también son particulares y diferentes. Cada contexto histórico y cultural inscribe, a través de los materiales y procedimientos musicales, sus propios rasgos. Por eso la música, además del sentido propio de la obra, del sentido puesto por el compositor o el elaborado por el oyente, porta también el sentido que le da la pertenencia a un determinado contexto.
Analizaremos a continuación algunos aspectos generales de estos modos de realización particular que se dan en los diferentes tipos de música que han sido o son representativos de distintas manifestaciones culturales e históricas.

Cabe señalar que, dado el carácter de esta asignatura, es necesario hacer un recorte y una síntesis ya que no es posible considerar todas las variantes que han aparecido a lo largo de la historia de toda la humanidad. Privilegiaremos en este recorrido las músicas producidas fundamentalmente en la cultura occidental y latinoamericana tratando de abordar las principales líneas que las caracterizan.
Dicho recorte se basa en dos cuestiones: primera, que la música que actualmente reconocemos como propia de nuestra cultura tiene vínculos históricos con la producción musical de occidente, se apoya en las continuidades y transformaciones que tienen una línea que proviene de dicha historia; segundo, que existieron procesos históricos, culturales y económicos por los cuales la música occidental (la concepción occidental sobre el arte, en realidad) ha hecho primar sus criterios y se ha impuesto como modelo con una cierta hegemonía tanto en la producción como en la circulación y el consumo. De hecho, la industria cultural en la que en el siglo XXI encontramos inserta a la música, se mueve en el marco de cánones que provienen de la concepción occidental del arte, con todo lo que ello implica. Más allá de que, a partir de los años ’80 del siglo pasado, todas las músicas parecen haber ganado un lugar en cuanto a públicos y modos de acceso al conocimiento de las mismas, lo han hecho bajo las reglas de circulación que impone el mercado. Es más, la categoría World music, proviene directamente de una concepción occidental centralista sobre la que es necesario tener una mirada crítica.
Comprender cuáles fueron esos procesos es importante para entender la situación del presente.
Partiendo de esta base, revisaremos algunos aspectos tratando de relacionar rasgos políticos, económicos y culturales con las manifestaciones del arte y de la música.



Síntesis de las transformaciones del lenguaje musical en la tradición cultural europea

Utilizaremos la periodización más frecuente de la historia para situarnos en diferentes momentos en los que la música fue adoptando características particulares. Recordar que esto es una síntesis y una generalización. Todos los cambios y transformaciones han sido paulatinos y complejos y los rasgos que aquí señalaremos corresponden a aquellos más notables de cada época pero no agotan las variantes y los matices que se pueden encontrar en una mirada más detallada y profunda.

Antigüedad
(hasta el Siglo V)
 
Música Religiosa: canto gregoriano, hegemonía en toda Europa
 
Música Profana: vinculada al baile y a la diversión. Danzas y canciones. Diversidad según regiones y países
 
 











































1.- Antigûedad (fundamentalmente Grecia y Roma, hasta el siglo V)
La organización social se caracteriza por la presencia de dos grandes clases sociales: los ciudadanos (propietarios de tierras y esclavos) y los esclavos. Los estados y reinos guerrean por la posesión de territorios, desarrollándose estados imperialistas que someten a otros. La economía se basa en la producción agraria y el tráfico comercial con formas rudimentarias de moneda.
Desde el punto de vista político se observa la organización de Ciudades Estado (la Polis griega, Roma). Los conceptos de soberanía y de democracia liberal e individualista, que reconoce como ciudadanos a los integrantes de la clase propietaria, se conforman en esta época.
Las artes plásticas se consideran una tekné, traducible como “saber hacer algo bien hecho”, y se distinguen de la música y la literatura, que tienen un estatus intelectual superior. La música es considerada una ciencia, paralela a la astronomía o la matemática. A su vez, se subordina a la poesía, a la danza y al teatro. Éste, con la Tragedia enlaza música, teatro, danza y poesía en una representación integral con carácter de ritual catártico.
A través de documentos históricos escritos, obras literarias, pinturas, esculturas, bajorrelieves, etc. se puede inferir que la música en las grandes culturas de la antigüedad tenía diversas funciones, asociada a rituales religiosos, a situaciones de diversión, a la danza, a la poesía y al teatro; además se conocen los instrumentos más habituales. También que los filósofos y científicos de la época estudiaban a la música en sus aspectos físicos (acústica del sonido, organología, etc.) y metafísicos (vinculaciones entre la música, los sentimientos, el intelecto, etc. como así también relaciones con la estructura del modelo de universo que se tenía en la época) pero no se han podido descifrar sistemas de escritura musical que daten de esos tiempos.

2.- Edad Media (siglos V al XIV)
El marco social y económico corresponde al Feudalismo. La sociedad se halla dividida en dos clases estratificadas, sin posibilidades de movilidad entre sí: señores feudales (nobleza) y siervos de la gleba. Los primeros son propietarios de tierras; los segundos trabajan en relación de servidumbre las tierras de su señor. La producción económica es de tipo agraria, observándose un tráfico comercial reducido con la aparición de los mercaderes y banqueros alrededor del siglo IX.
Se establecen dos poderes: la Iglesia y la monarquía. El poder tiene su origen en Dios. El orden social (religiosos/ señores/ siervos) es visto como natural y divino. La Historia es el cumplimiento del plan de Dios para los hombres. La aristocracia encuentra en este orden inmutable la justificación de su poder y de la resistencia al cambio.
El saber (ciencia, arte, literatura) es manejado por la Iglesia. En los monasterios se guardan, estudian y traducen los libros griegos y latinos clásicos. Lo que se reconoce como verdad es aquello que está establecido como tal en las sagradas escrituras. La verdad no se conoce por otra fuente que por lo que emana de la palabra divina. Hacia el Siglo XIII surgen y se consolidan las Universidades, organizadas como corporaciones
El desarrollo de las artes plásticas y la arquitectura también está ligado a lo eclesiástico: las catedrales góticas metaforizan la búsqueda de lo divino a través de los arcos abovedados y las agujas. La pintura toma temáticas religiosas y está estrictamente simbolizada. La representación no se refiere a la realidad observable sino a los temas y jerarquías eclesiásticas. La concepción del espacio es plana, bidimensional. La pintura y la escultura en sus temas relatan el discurso de las escrituras, validado como único y verdadero. La función del arte es, en cierto modo, propagandístico. Las obras de arte arquitectónico, pictórico, escultórico, relatan en imágenes el discurso hegemónico del poder eclesiástico.
En las prácticas musicales se observa una tajante separación entre la música religiosa, que se realiza en el ámbito de las iglesias y monasterios y la profana, que tiene lugar en las cortes y en las calles y fondas. No sólo se diferencian por el ámbito en el que ocurren sino también en cuanto al uso del lenguaje musical. Además, en toda Europa se utilizan los mismos cantos religiosos en latín, mientras que la música profana tiene diferencias estilísticas regionales, además de estar cantada (cuando tiene texto) en el idioma de cada país o región.
En la música religiosa se cantan los textos de las sagradas escrituras. Los cantos están en general a cargo de coros o solista y coro y no se utilizan instrumentos. La estructura de la música está subordinada a la palabra, al texto religioso. Esto implica un fluir temporal ligado a la respiración humana, por lo que no hay una idea de pulso o acentuación regulares determinados por el devenir musical sino que son las frases del texto las que determinan la forma y el ritmo de la música. La articulación y la acentuación están determinadas por el lenguaje verbal. Las melodías están elaboradas sobre la base del sistema modal, heredado de la tradición grecorromana. Por otra parte, se da una evolución paulatina de la notación musical, en principio respondiendo a la necesidad de unificar las prácticas musicales en todas las iglesias de Europa. Se atribuye al papa San Gregorio Magno (aproximadamente en el siglo VI) la recopilación de los cantos usuales en las iglesias de toda Europa y su sistematización, por eso estos cantos llevan el nombre de Canto Gregoriano. Es la música representativa de la hegemonía cultural y política de la Iglesia en la edad media.
La música profana tampoco tiene un desarrollo estrictamente musical sino que está ligada a la danza y a la poesía. Suele tener textos de contenido épico, relatos de batallas, historias de reyes o señores, descripciones de la naturaleza o sobre temas eróticos o picarescos, una melodía con acompañamiento, forma estrófica y ritmo regular, basado en pies métricos (combinaciones largo-corto). En general responde al formato que actualmente conocemos como canción y el acompañamiento instrumental suele estar a cargo de un laúd o lira ejecutada por el mismo cantante o por un grupo de instrumentos heterogéneos. Los juglares y los trovadores son personajes que llevan de una ciudad o villa a otra las canciones (algunas anónimas y otras de autoría conocida). La música instrumental (es decir, sin texto cantado) se compone para danzar. Las danzas se ejecutan de a pares (una rápida y una lenta). Responden a características estructurales similares a la música vocal en cuanto a textura, ritmo y forma.

3.- Edad Moderna (desde 1453 hasta 1789)

Todo este período tiene rasgos generales comunes pero la historia del arte y de la música ha reconocido tres grandes momentos que poseen sus particularidades: el Renacimiento, el Barroco y el Clasicismo.
Los rasgos generales de la Edad Moderna podrían sintetizarse de esta manera:
En el aspecto económico, se desarrolla el capitalismo como sistema económico predominante y hegemónico, con la aparición de una nueva clase social, la burguesía, que se consolidará como actor social, político y económico disputando el poder a la aristocracia. Se consolida la moneda como equivalente universal.
En el aspecto político, surgen los Estados-Nación alrededor de la figura del Rey. Las monarquías absolutas se sustentan en el origen divino del poder del rey.
En lo cultural se observan tres cambios fundamentales:
Se construye otro criterio de verdad: ésta ya no se buscará en los textos religiosos sino en la Naturaleza, a través del método científico. La razón rige el conocimiento y éste lleva al progreso.
Se abandona el modelo de universo geocéntrico a partir de las investigaciones de Galileo, Copérnico, Kepler, Newton, etc.
En las artes, aparecen sistemas estructurantes de los materiales y procedimientos que se vinculan fuertemente con esta concepción científico-racionalista del mundo: la perspectiva en las artes visuales y el sistema tonal en la música. Ambos sistemas se asientan sobre bases supuestamente universales y naturales y tienen como uno de sus rasgos fundamentales la proporcionalidad en las relaciones constructivas.
A continuación se detallan los rasgos particulares de cada período.

3.1 Renacimiento (siglos XV y XVI)

Sociedad y la economía:
- Surgimiento de una burguesía mercantil muy adinerada.
- Desarrollo del comercio y el artesanado.
- Economía monetarista. Primeros banqueros.
- La mano de obra se concentra alrededor de centros monopolizadores
Política y la cultura:
- Comienza la formación de estados nacionales. Se unifican los feudos bajo el gobierno de una monarquía centralizada.
- Desarrollo de una cultura humanista que se separa de lo religioso y pone el centro en el hombre. Se revaloriza la cultura clásica antigua.
- Adquiere importancia el pensamiento científico: observación, registro y análisis de la naturaleza y de los datos que se obtienen de ella.
- La Estética se orienta también hacia el naturalismo. Se busca imitar (o superar) la belleza de la naturaleza.
-. Se inicia un gran desarrollo técnico que ayuda a la eclosión económica. Invención y perfeccionamiento de instrumentos de navegación que posibilitan los grandes viajes. Invención del telescopio. Las teorías de Copérnico afirman que la Tierra es la que gira alrededor del Sol: el hombre deja de ser el centro del universo.
- Aparición de la imprenta.
Artes:
-. Búsqueda de modelos en los clásicos grecorromanos y en la naturaleza.
-. Aparición del concepto de perspectiva en pintura.
-. Los artistas son protegidos por los burgueses que consumen su arte.
-. Las artes visuales buscan la representación de la belleza de la naturaleza y la exaltación de la figura humana.
Música:
-. La música profana cobra importancia. Los centros de producción musical se desplazan de los monasterios a las cortes.
-. Las composiciones profanas y religiosas se diferencian por sus textos pero no por la construcción musical.
-. Desarrollo de la polifonía vocal imitativa.
-. Se busca el "empaste" de las voces en lo vocal y en lo instrumental. Familias de instrumentos o "consorts". Los instrumentos son a escala humana (rango pequeño, volumen mediano). Las composiciones instrumentales siguen modelos vocales.
-. La concertación polifónica hace necesario el comienzo de una MÉTRICA unificadora.
-. Alternancia de pies binarios y ternarios.
-. La rítmica se torna más independiente de la métrica poética. Tiende hacia lo estrictamente musical.

3.2 Barroco (Siglo XVII y primera mitad del siglo XVIII)

Sociedad y Economía:
- Modo de producción capitalista establecido desde esta época. Propietarios de los medios de producción como clase antagónica de quienes venden su fuerza de trabajo a cambio de un salario.
- Moneda como equivalente universal.
Política y Cultura
- Consolidación de los estados nacionales. Monarquías absolutistas: los reyes acumulan poder y territorio.
- Surgimiento de las ciudades capitales, donde se concentran los aparatos administrativos y judiciales del Estado.
- Comienzo de la formación de redes de dominación ideológica por parte de la clase en el poder.
- Iniciación de una cultura de tipo "masivo", orientada a públicos numerosos (teatro, ópera).
- Continuación del desarrollo tecnológico: máquinas como el telar mecánico.
- Paradigmas de la física newtoniana: ley de gravitación universal, ley de inercia, principio de acción y reacción.
Artes:
- Carácter emocional del arte barroco. El gusto del público comienza a ser tenido en cuenta para la producción artística.
- Importancia de la idea de la movilidad: la representación de lo infinito; presencia de lo teatral y lo fastuoso en la pintura y en la arquitectura. El contraste en oposición al empaste renacentista (claroscuro en pintura, concerto grosso en música)
- Reacción contra la belleza del clasicismo renacentista: búsqueda de temas en la fealdad, la pobreza, etc.
- Los artistas son empleados de las cortes y capillas.
Música:
- Se consolida el sistema armónico tonal, de acuerdo con los principios de inercia y gravitación: La armonía se organiza según un sistema de tensiones y reposos que establecen relaciones “obligadas” entre ciertos acordes. No se puede enlazar un acorde con otro cualquiera sino solamente aquellos que responden a la estructura de tensiones y distensiones que contempla el sistema.
- El sistema tonal organiza el ritmo musical en tres niveles (pulso, metro, tempo) que guardan proporcionalidad en su medida. Regularidad del pulso; proporcionalidad de las subdivisiones. No se varía la velocidad del pulso. Los cambios de velocidad surgen por mayor o menor división de la unidad.
- Desarrollo de la música instrumental propiamente dicha, con géneros característicos. Aparece la orquesta, una formación que agrupa “familias” de distintos instrumentos. Aparecen tipos de música especialmente pensados para la orquesta, en especial suites y conciertos. También se desarrollan composiciones para instrumentos solistas, cada vez de mayor dificultad técnica (tocatas, partitas, suites, etc)
- La música vocal se orienta a formas integradas con otras artes (ópera, cantata, oratorio).

3.3 Clasicismo (Segunda mitad del siglo XVIII)

Sociedad y Economía:
- Se asienta el modo de producción capitalista.
- La burguesía pelea por desplazar a la aristocracia en el poder. Revolución francesa (1789)
Política y Cultura:
- Teorías liberales (Locke, Hume, Adam Smith) Visión de la historia como un ascenso desde la barbarie hacia el capitalismo, enmarcado en el liberalismo económico y dentro de un sistema político que garantice el respeto por la propiedad privada.
- Período inicial de la Revolución Industrial en Inglaterra. (1780-1790).
- Revolución francesa. Ideales burgueses de libertad, igualdad y fratenidad. Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. Separación de la Iglesia y el Estado. Forma republicana de gobierno. Educación pública estatal. Tanto la revolución industrial como la revolución francesa impulsaron un desarrollo en la instrucción básica, especialmente por la necesidad de mano de obra calificada.
Artes:
- La creación artística se integra al mercado. El artista debe empezar a vender su obra. La clase media define su lenguaje artístico; se convierte en el principal cliente de las artes.
Música:
-. Desarrollo cada vez más importante de una música "pura" instrumental. Continúa la ópera como género integral.
-. Funciones tonales simplificadas. Textura de figura-fondo claramente establecida. Melodías "cantables". Formas musicales que responden a un modelo a priori (sonata).
-. Ritmo basado en una métrica de pulso regular y acentos regulares. La duración y estructura de las frases se relaciona con cantidades fijas y regulares de compases, así como la armonía.
- Las melodías más cortas y más cantables implican un carácter rítmico más similar al habla, con más pausas, diferente del barroco que parece no detenerse nunca.

4.- Edad Contemporánes (desde 1789): Romanticismo (siglo XIX)

Las periodizaciones tienen el problema de que la historia no es una sucesión de fotografías sino más bien una película. Esto es, se trata de procesos altamente dinámicos donde los distintos rasgos que se ponen en juego al analizar dichos procesos no cambian mecánicamente en forma paralela.
Los historiadores de principios del siglo XIX propusieron esta periodización desde su tempo y desde su óptica y llamaron “Contemporánea” a la edad que coincidía con su momento histórico, que no es precisamente el presente.
Lo que se conoce habitualmente como “Arte Contemporáneo” no se corresponde en su aparición histórica con el principio de la “Edad Contemporánea” sino que es posterior, de los primeros años del siglo XX.
Durante todo el siglo XIX se dio un movimiento artístico llamado Romanticismo, que impactó en todas las artes. En sus rasgos generales ese movimiento tiene más en común con la producción artística anterior (de la Edad Moderna) que con lo que vino después, a partir del siglo XX (Arte Contemporáneo). Pero una de sus características principales fue la experimentación y la búsqueda, lo cual llevó a transformaciones que pusieron en crisis el paradigma del arte Moderno y que terminaron en las rupturas propuestas por las vanguardias artísticas de principios del siglo XX. Desde este punto de vista, el Romanticismo es un período transicional, donde pesa más la transformación y el cambio que la reafirmación de modelos.

Se señalan a continuación los rasgos más importantes de ese período.

Sociedad y Economía:
- Consolidación del modo de producción capitalista tras la revolución industrial. Proletariado industrial. Reproducción ampliada del capital y acumulación. El sistema se rige por la obtención de la máxima ganancia capitalista.
- Los países industrializados aplican políticas imperialistas en busca de nuevos mercados y mano de obra barata.
Política y Cultura:
- Primeras revoluciones obreras: movimiento cartista inglés, comuna de París. Movimientos comunistas y anarquistas. Fundación de la Primera Internacional de los Trabajadores.
- Expansión imperialista de Francia con Napoleón y de Inglaterra hacia India y Oceanía.
- Continúa el desarrollo tecnológico: ferrocarril, motor eléctrico, daguerro-tipo, dinamita, teléfono, etc.
- Teorías evolucionistas de Darwin.
Artes:
- El arte pasa a tener una concepción que ya no se vincula con lo racional ni con la imitación de la naturaleza sino que se apoya en la subjetividad como eje. El artista vuelca sus sentimientos en la obra. El arte se entiende casi exclusivamente como “expresión”. Las ideas de artista genial y obra de arte única e irrepetible se consolidan en este período. Además comienzan a aparecer producciones artísticas referidas a temáticas sociales y políticas explícitas y a discutirse el rol del arte en la conformación de las sociedades
Música
- La música comienza a romper los marcos de la tonalidad mediante varios recursos (alteración de las funciones armónicas, cromatismo, sensibilización). Los puntos de tensión y distensión armónica ya no son tan claros.
- Aparecen formas ajenas a las clásicas (poema sinfónico, nocturnos, impromptu, lied).
-. Se amplía la orquesta. El timbre, en tanto materialidad del sonido, comienza a ser un factor determinante en la concepción de la obra.
-. Se mantiene una estructuración métrica, pero las variaciones permanentes en la velocidad del pulso por medio del rubato, accelerando, ritenuto, etc., comienzan a mostrar los límites de tal concepción rítmica. Además se observan grandes índices de desviación con respecto de la métrica a través de todo tipo de recursos (quiebre de acentuaciones, síncopas, contratiempos, cambios de compás, valores irregulares, etc.)


martes, 22 de abril de 2014

Lenguaje Musical Unidad 1


Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Bellas Artes
Departamento de Artes Audiovisuales

Cátedra: Sonido II

Titular: María Elena Larregle
Adjunto: Germán Suracce
Ayudantes: Ezequiel Martini
Julieta Morales

Ciclo lectivo 2014





CONCEPTOS BÁSICOS
DEL LENGUAJE MUSICAL

Prof. María Elena Larregle


Este apunte no pretende reemplazar lo trabajado en el aula, sino servir como ampliación y ayuda-memoria de los conceptos que se han desarrollado respecto de la música. Intenta exponer de forma ordenada los temas que se abordan en el programa, dando cuenta también de algunas audiciones hechas en clase y sugiriendo otras que pueden ser complementarias. Cada estudiante tendrá que confrontar este texto con sus propios apuntes y con la bibliografía que se recomienda leer y, con todo ese material, elaborar ideas y conceptos alrededor de los problemas que plantea la música como arte y como lenguaje.

* * * * *

Música y Lenguaje

Para comenzar, consideraremos que la música como fenómeno – y como uno de los aspectos o componentes que pueden formar parte de una obra audiovisual del tipo que sea – se construye desde tres grandes ejes que se presentan integrados:
-        LA OBRA, es decir, la música en sí, en tanto objeto y, para nosotros, objeto de estudio;
-        EL SUJETO, las personas que estudian, componen, ejecutan, escuchan, analizan, eligen la música;
-        EL CONTEXTO, los espacios históricos, culturales, geográficos en los cuales la música se produce, es ejecutada, escuchada, analizada, etc.

Estos tres ejes siempre se encuentran íntimamente relacionados. Toda música posee características compositivas propias (en los materiales que la integran, en su modo de estructurarse, en los procedimientos que se han usado para componerla) que le dan identidad. En éstas tiene impresas, además, marcas del contexto: modos particulares que cada época, cultura o pueblo tiene de manipular y dar forma de música a los sonidos. Además es compuesta, ejecutada, percibida, interpretada por sujetos que se vinculan con ella desde su propio contexto, historia, experiencias, sentimientos, o sea desde dimensiones que a la vez son subjetivas y sociales, racionales e inconscientes.

El hecho de considerar a la música como un lenguaje proviene de la influencia de las teorías de la semiología y la semiótica, ciencias que estudian el lenguaje en general; en principio, se dedicaron al estudio del lenguaje verbal y escrito y fueron ampliando su campo hacia otros lenguajes (gestual, visual, sonoro, etc.). Entendieron como lenguaje cualquier sistema de signos vinculados con significados específicos y relacionados entre sí según determinadas estructuras, generando sentidos más amplios, consensuados socialmente de alguna manera y con un potencial comunicacional propio.
Desde este punto de vista, el arte, en cada una de sus manifestaciones, se constituye como lenguaje en tanto que, a través de las relaciones entre sus signos, construye sentidos y significados que pueden comunicarse en algún nivel entre quienes configuran las obras de arte (autores, realizadores, compositores) y el público (espectadores, oyentes, etc.).

Sintetizando y generalizando mucho, podemos establecer algunos conceptos elementales para comprender esta cuestión.
1.- Un signo es un objeto que “sustituye” a otro al cual representa. Por ejemplo: el grafismo <árbol> es un signo que representa a una entidad que existe en la naturaleza, un vegetal que tiene un tronco leñoso, raíces, ramas, hojas, un ciclo de vida, etc. Ese grafismo “sustituye” en el lenguaje verbal al árbol real y a su concepto. El grafismo <seco> remite a una condición que, puesta en relación con <árbol> refiere a un estado particular de dicho objeto. Cada signo se compone de tres aspectos: el significado, o sea el concepto al cual el signo alude, el significante, es decir el soporte material que porta al signo[1], y el referente, el objeto real al cual el signo representa. Hay signos de todo tipo (entre otros: visuales, por ejemplo una señal de tránsito; gestuales, por ejemplo el pulgar levantado para indicar que algo está bien; sonoros, por ejemplo un bocinazo para indicar que hay peligro; icónicos, por ejemplo el dibujo que representa a una carpeta en la interfaz de un sistema operativo de computadora) que funcionan articulando estos tres componentes. A su vez los signos se combinan en configuraciones más complejas (oraciones, un sistema de señales, etc.) y todo se pone en juego en la comunicación.
2.- Un proceso de comunicación implica varias componentes. Mínimamente, un emisor del mensaje, un receptor, un canal a través del cual se transmite, un código común al emisor y al receptor que les permite compartir el sentido de los signos y de sus relaciones.
3.- En todo proceso de comunicación hay distintos grados de ambigüedad. Algunos mensajes son muy explícitos y tienden a tener una única posibilidad de lectura (por ejemplo, un cartel de “prohibido estacionar” significa, en principio, únicamente eso). Otros pueden ser extremadamente ambiguos y su sentido dependerá mucho de la interpretación que los sujetos hagan de él (la música, por ejemplo, se caracteriza por abrirse a múltiples interpretaciones). El lenguaje del arte está mucho más cerca de este último caso que del primero. A su vez, el contexto en el que se presenta el mensaje puede influir sobre su ambigüedad. Si tomamos el cartel de “prohibido estacionar”, puesto en el contexto de la vía pública tiene un sentido unívoco pero, si lo usamos en una película como parte de un sueño que tiene un personaje donde el cartel aparece sobreimpreso a rostros de mujeres, puede construir el sentido de que ese personaje tiene algún conflicto en sus relaciones amorosas, por ejemplo.
4.- Todo mensaje se interpreta. La percepción humana no puede no asignar algún sentido a lo que percibe. Siempre interpretamos, siempre otorgamos sentido, en todos los órdenes de la vida. El juego interpretativo que se establece entre lo que el signo dice y lo que se lee en él está atravesado por la historia personal, por la cultura, por la cantidad de información que se tiene sobre ese signo, etc. La interpretación es a la vez individual y colectiva (social), subjetiva y racional. Es un proceso muy complejo del que participan todas las experiencias del sujeto. Parte de las posibilidades de interpretación están inscriptas en el signo (en el caso del arte, en la obra ya que, como dice Umberto Eco, las obras se resisten a ser interpretadas de cualquier manera) y parte, en el sujeto que interpreta.

Teniendo en cuenta lo anterior, tanto la música como el sonido funcionan como lenguaje. El sonido tiene la particularidad de ser referencial a su fuente, a una localización espacial, a una época, a un sentimiento, etc. Si escuchamos ladrar un perro, entendemos que en la dirección de la que proviene el sonido hay, efectivamente, un perro ladrando. Si no conociéramos ese sonido, no podríamos identificar su fuente; por lo tanto no pensaríamos en un perro, pero sí entenderíamos que en ese lugar hay algo que está produciendo ese sonido. Una cadena sonora puede, sobre la base de esa cualidad referencial, contar una historia sin necesidad de imágenes.
La música también está hecha de sonidos y, en tal sentido, conlleva la carga referencial de éstos: los instrumentos con los que se está ejecutando, la época a la que pertenece, etc. Pero la obra musical en sí no tiene un significado preciso, traducible. La música es casi puro significante. El significado de la música, su sentido, se construye en el terreno de lo inasible, de lo indefinible. Esta apertura a muchos sentidos posibles hace que el sentido de la música esté íntimamente ligado con la poética y con el inconsciente. En realidad, todo el arte privilegia el sentido poético y estético por sobre las lecturas unívocas. Las asociaciones entre ciertas músicas y ciertos significados no provienen necesariamente de la música en sí sino, más bien, de la recurrencia cultural alrededor de vínculos que están fuertemente marcados por el uso y el contexto. Por ejemplo, la asignación de un sentimiento de “tristeza” a músicas lentas en modo menor, “alegría” a músicas de ritmo más movido y modo mayor,  “miedo” a músicas en las que predominan los sonidos graves y disonantes, tiene que ver con una historia de muchísimos años insistiendo sobre estos estereotipos. Es bastante sencillo comprobar que el contexto puede modificar radicalmente estas asociaciones.
Justamente, esta posibilidad de apertura, como ya se dijo, es lo que otorga a la música su infinita riqueza poética y comunicacional y esto se transforma en una herramienta esencial cuando la música se inserta en el marco de un discurso audiovisual. Ahora bien, como también se dijo, las obras se resisten a ser interpretadas de cualquier manera. Por lo tanto, a la hora de decidir qué música se elegirá para dar sentido a una escena, es fundamental explorar profundamente las razones por las cuales una música va a funcionar mejor en nuestra escena, atendiendo a todos los elementos que se están poniendo en juego en esa relación. Para ello es muy importante conocer cómo funciona el lenguaje musical y mediante qué operaciones construye sentido.

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La música y las obras audiovisuales

La música y el cine están unidos desde los comienzos de este último. Las películas mudas siempre se proyectaban con música, ya sea con una orquesta, un pianista o una pianola. En general, el papel de la música era de acompañamiento de las escenas, tratando de apoyar el clima que sugerían las imágenes, y las obras que se ejecutaban solían estar bastante estandarizadas, respondiendo a ciertos estereotipos básicos (música para escenas de amor, para persecuciones, para tormentas, para peleas, etc.)
El desarrollo compositivo de piezas musicales para películas creció exponencialmente con la popularización de cine y el trabajo de compositor de música para películas se convirtió en una rama de especialidad.
En otro texto desarrollaremos más profundamente esta cuestión. Por el momento señalaremos algunas cuestiones generales que es importante explicitar antes de introducirnos a los principales conceptos que definen el lenguaje musical.
En primer lugar, es fundamental reconocer que la música en particular –y en general el sonido- no es un “complemento de” sino un elemento fundamental en la construcción de la obra audiovisual. La poética de la obra se elabora desde las imágenes, el sonido, la música, la trama, las actuaciones, etc. y cada uno de éstos tiene tanto peso como el otro en el resultado final. Una escena puede cambiar totalmente de sentido si el sonido o la música cambian.
En segundo lugar, la música forma parte del relato y de la construcción de sentido de una escena funcionando de diversas maneras en el conjunto. Afecta principalmente a cinco cuestiones: a) la continuidad del relato; b) la ambientación contextual en cuanto a época, lugar, sociedad, etc.; c) la sugerencia de estados subjetivos emocionales o psicológicos; d) el vínculo con la trama argumental; e) el señalamiento de un personaje.
En el primer caso, la música puede apoyar tanto la continuidad como la discontinuidad o fragmentación de un relato. Por ejemplo, si estamos viendo una escena trabajada desde el montaje paralelo de una o varias historias que suceden al mismo tiempo pero en diferentes lugares, la presencia de una misma música contribuye a reforzar la sensación de coexistencia temporal de todas las historias otorgando continuidad a la escena.
En el segundo caso, como la música tiene una asociación muy fuerte con el contexto del cual emerge, resulta sumamente representativa cuando es necesario establecer una referencialidad a una época, lugar, cultura o clase social determinados.
El tercer caso se refiere a la potencialidad de la música para inducir asociaciones con ciertos estados de ánimo, sentimientos, estados psicológicos que apelan a la subjetividad del espectador. Aquí tiene un notable peso el “acostumbramiento” cultural que lleva a vincular determinados tipos de música con sensaciones subjetivas, lo que ha derivado en el establecimiento de estereotipos que, a esta altura de la historia del cine, resultan redundantes por haber sido demasiado transitados (músicas “de amor”, “de tristeza”, etc.) Es importante tener en cuenta que, más allá de la efectividad que puedan tener dichos estereotipos en algunas ocasiones (e, incluso, la necesidad que pueda existir en el marco de un discurso de recurrir a ellos), no existe ningún motivo fehacientemente comprobado para afirmar que una música pueda asociarse mecánicamente a un sentimiento  o situación de modo unívoco. Todo lo contrario: estos vínculos son tan dependientes del contexto y de la totalidad de la obra, que las posibilidades son infinitas. La misma música, puesta en un contexto diferente, puede provocar sensaciones completamente opuestas. Esa infinidad de opciones abre múltiples caminos para explorar el papel de la música como generadora de sentidos subjetivos.
En el cuarto caso, la música y la trama se interpenetran. La música puede actuar, respecto de la acción, como un refuerzo o como un conflicto o contradicción. Aquí vale lo mismo que se dijo antes con relación a los estereotipos (músicas “de suspenso”, “para persecuciones”, etc.) La cultura cinematográfica ha consagrado ciertas asociaciones que no por establecidas son ineludibles. Así como se puede reforzar una acción argumental mediante la música, también es posible producir un vínculo de distancia, de conflicto, de contradicción o de mirada irónica sobre la historia que cuenta la trama. Aquí también pueden incluirse los usos de la música que buscan algún tipo de sincronía temporal evidente con la acción (muy frecuente en el cine de animación y en la mayoría de las obras de cine mudo).
En el último caso, también llamado leit motiv, se trata del uso de la música para señalar o anticipar la aparición de un determinado personaje (famoso por ejemplo el leit motiv de “Tiburón”).

La pregunta que debemos hacernos al momento de decidir qué músicas formarán parte de una obra audiovisual (sea una ficción, un documental o una publicidad) es por qué una música funciona. Para ello es conveniente conocer el funcionamiento interno del lenguaje musical, los materiales y estructuras que construyen a la música y las maneras en que cada época y cada cultura tienen de operar sobre dichos materiales para generar una poética.
A continuación revisaremos estas cuestiones.

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Materiales

La música está hecha de sonidos y de ideas. El compositor elige determinados sonidos, que son como su materia prima. Los manipula a través de diversos procedimientos compositivos y los transforma en una obra musical. Ésta surge como resultado del trabajo del músico y en tal sentido tiene un valor, un plus de significación que tiene que ver con su sentido como música, con la intencionalidad estética del compositor, con lo que puede “decir” a quien la escucha y con el modo en que “dice”, o sea, con su poética.
Dicho de otra manera, los sonidos son el material de la música. Esos sonidos son manipulados mediante procedimientos compositivos. Tanto los materiales como los procedimientos van a tener una carga de sentido intrínseca que además se pondrá en relación con la subjetividad del compositor, con las características del contexto (que afectan a la obra, al compositor, al ejecutante y al público) y con la subjetividad del auditor.

No sólo la música está hecha de sonidos. Si hacemos un minuto de silencio escucharemos los sonidos que forman nuestro entorno, nuestro “paisaje sonoro”[2]. Podemos apreciar estos sonidos, adjudicarles un ordenamiento, hasta un valor estético; podemos analizar cómo están constituidos, en fin. Pero la cadena de sonidos que escuchamos es espontánea, no intencional. La música siempre tiene una intencionalidad estética y poética. Selecciona sonidos y los manipula intencionalmente para construir una obra que tendrá un sentido poético y estético.

Estudiaremos al sonido como el material de la música.
Todo sonido tiene dos aspectos que lo definen.
Por un lado, sus cualidades acústicas, aquellas que posee en tanto objeto físico concreto. Desde el punto de vista acústico, todos los sonidos tienen ALTURA, DURACIÓN, INTENSIDAD y TIMBRE.
La ALTURA se relaciona con la frecuencia, o sea la cantidad de vibraciones por segundo. También se la llama “tono”. Según su altura, los sonidos se diferencian en agudos, medios y graves. Esta cualidad es relativa, un sonido es más o menos agudo o grave que otro con el que se lo compara. De todos modos, por experiencia, tenemos noción de “lo grave” o “lo agudo” como zonas del registro del sonido. Los sonidos pueden tener una altura determinada, es decir que es posible identificar una única altura con claridad (por ejemplo, cada una de las notas que da el piano) o indeterminada, es decir que el sonido reúne varias alturas en un todo indeterminado. Esto no implica que no pueda reconocerse una “zona de alturas” o registro (por ejemplo, un trueno, es un sonido de altura indeterminada pero que está en una zona de alturas o registro grave, en cambio si agitamos un manojo de llaves también escucharemos un sonido de altura indeterminada pero en la zona de los agudos). Un sonido puede, además, tener una misma altura desde que empieza hasta que termina, o variar.
La DURACIÓN está dada por la extensión del sonido en el tiempo. Así, hay sonidos más cortos y más largos.
La INTENSIDAD es equivalente al volumen del sonido y se vincula con la amplitud de la onda sonora. Distingue a los sonidos entre fuertes y débiles. La intensidad de un sonido puede ser estable o variar brusca o gradualmente.
El TIMBRE es una cualidad más compleja, ya que tiene aspectos propios y otros que involucran a las otras tres. Desde un punto de vista físico, el timbre de un sonido es determinado por la cantidad y tipo de armónicos que lo componen. Hay sonidos más complejos que otros (con más componentes armónicos). Hay sonidos cuyos componentes armónicos guardan una relación de proporcionalidad y otros cuyos armónicos son irregulares. Aquí empiezan las vinculaciones. Porque si un sonido tiene armónicos proporcionales, seguramente va a tener una altura determinada, o al menos más determinada que si no los tiene. Por otro lado, si un sonido es muy grave, tendrá más desarrollo de armónicos que un sonido más agudo, por lo tanto se nos presentará perceptualmente como un sonido “más lleno” (piensen, por ejemplo, en los sonidos más graves que emite el piano comparado con los sonidos más agudos). Además, el modo en que el sonido empieza (ataque), se desarrolla (cuerpo) y termina (extinción) también hace a su timbre, y esto se vincula con la duración. Hay sonidos que son puro ataque, empiezan y terminan en un instante. Por ejemplo, una palmada. Otros que tienen un ataque puntual y quedan vibrando, extinguiéndose, por ejemplo, un platillo o la cuerda de una guitarra. Otros que se sostienen en el tiempo si sostenemos la emisión, por ejemplo el sonido de un violín que, mientras deslicemos el arco sobre la cuerda, se mantendrá. Esta relación ataque-cuerpo-extinción plantea que el sonido tiene una “forma” asociada con su duración. Separándonos de lo estrictamente físico y mirando más lo perceptual, la impresión que el sonido nos causa, podemos vincular el timbre del sonido con algo semejante a una cualidad textural o superficial (hablar de sonidos secos, brillantes, reverberantes, chirriantes, etc)[3].
En el caso de la música, existe una tradición errónea de asociar el timbre con la fuente sonora (hablar, por ejemplo, del “timbre del violín”) pero esta asociación no tiene ningún fundamento. Por el contrario, cada fuente sonora, de acuerdo al modo en que se la ejecute, produce sonidos de distinto timbre.

El segundo aspecto a considerar en el sonido es su cualidad referencial. Todo sonido tiene una carga semántica en tanto hace referencia a otra cosa; desde un punto de vista semiótico, todo sonido actúa como signo. Por ejemplo, todo sonido puede remitir a su fuente. O a una ubicación en el espacio. Puede que lo asociemos con un sentimiento o con un recuerdo. El cine ha creado muchos sonidos para cosas que no existen y esos sonidos han terminado transformándose en “reales”. Piensen en cuántos monstruos y/o extraterrestres hemos escuchado sonar en el cine. El sonido de los sables láser de Star Wars o el de una nave espacial viajando por el espacio (aquí se trata de una total convención cinematográfica porque es sabido que en el espacio exterior no hay transmisión de sonido).
También interviene el contexto ya que un puede remitir a una cultura. Seguro que el sonido de nuestro entorno es diferente al sonido del entorno de hace treinta años. Además, las distintas culturas seleccionan distinto tipo de sonidos para hacer su música, por lo tanto ciertos sonidos son referenciales cultural o geográficamente: un charango nos remite a la puna argentina; un sitar, a la India.
En este sentido, Occidente transformó el concepto de lo que era un sonido musical y lo que no.  Hasta fines del siglo XIX la música sólo consideraba como material sonoro posible los sonidos provenientes de los instrumentos musicales. El resto era considerado ruido. El siglo XX, de la mano de las vanguardias, incorporó a cualquier sonido como material posible. También incorporó al silencio.
Desde este punto de vista, es importante considerar que el sonido, en tanto material, siempre porta el sentido que le de la cultura, y estos sentidos se van acumulando. Los músicos del siglo XXI tienen a su disposición todos los sonidos y todos los sentidos que se fueron acumulando históricamente. Por esto, dice Teodor Adorno[4] que, si no se puede hablar de progreso en el arte, sí se puede decir que hay progreso en los materiales, en el sentido de que cada vez hay más disponibilidad de éstos para el artista.

Sugerencias para escuchar:

- Cuarteto de cuerdas (1960) de Krzystof Penderecky. La obra está escrita para un cuarteto de cuerdas tradicional pero los instrumentos se ejecutan de formas no tradicionales, obteniéndose todo tipo de sonoridades que muchas veces parecen imposibles de asociar con un instrumento de ese tipo.
- Amores, de John Cage, para piano preparado. Cage insertaba objetos en las cuerdas del piano para obtener sonidos nuevos.
- Ionizations, de Edgard Varesse. La primera obra occidental escrita para instrumentos de percusión exclusivamente.
- Dinero, de Pink Floyd (disco “El lado oscuro de la luna”). El rock transformó tímbricamente a la música en todo sentido, pero en esta obra, además, se usan los sonidos de una caja registradora para componer el ritmo que da inicio a la canción.
- Sapain, de Egberto Gismonti (disco “Sol do Meio Dia”) donde se utilizan botellas sopladas.
- Gente, de Coriún Aharonián, donde el silencio es un material que construye música.

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Organizaciones primarias

Habíamos dicho anteriormente que los sonidos son la materia prima de la música. Son seleccionados, elegidos y manipulados mediante procedimientos compositivos, diferentes operaciones que se pueden hacer con los sonidos: agruparlos, separarlos, superponerlos, modificar sus cualidades, ordenarlos en secuencias temporales, repetirlos, etc. dando lugar a unidades musicales mayores que a su vez se encadenan y asumen funciones en el interior de la obra.
De este modo ésta va adquiriendo una estructura u organización que la define y le otorga identidad. Cuando el sujeto se pone frente a la obra (para escucharla, para estudiarla, analizarla, usarla para algo) se establece una relación entre obra y sujeto que es perceptual e interpretativa, a la vez inconsciente, emocional y racional. La obra, con su identidad y características, interpela al sujeto desde cierto lugar que le es propio (que tiene que ver con lo que la obra es, con la disposición específica que tienen sus materiales) y éste, que percibe e interpreta de una manera particular, le asigna un sentido, la comprende de un modo único.

En este acto de síntesis que es percibir la música (síntesis porque, al percibir, comprendemos y asignamos sentido) aparecen dos modos muy generales de organización que no pertenecen sólo a la música, sino al campo perceptual en un sentido amplio: la organización en el espacio (que en música se llama textura[5])y la organización en el tiempo (a la que llamamos ritmo.). Nos referimos a ellos como ORGANIZACIONES PRIMARIAS por el hecho de que son las dos formas de organización perceptual e interpretativa que el ser humano construye desde que nace, desde que comienza a percibir, y las que le permiten aprehender de manera más general la realidad. Todo lo percibido se organiza y se comprende en términos de una dimensión espacial y una temporal. En la música, estas dos dimensiones a su vez funcionan articuladas, generando la forma musical.

La dimensión temporal es fundamental en la música ya que ésta sucede en el tiempo, necesita del transcurrir para poder manifestarse completamente como objeto. Y a la vez, nunca está, ya que el sonido que se escuchó, pasó, sucedió y sólo podemos retenerlo e irlo relacionando con todos los sonidos que pertenecen a la obra mediante la memoria. A la vez, a medida que, por la construcción que vamos haciendo de lo que pasó, comprendemos cómo es esa obra, qué la identifica, qué es lo central en ella, vamos anticipando lo que puede llegar a suceder en adelante. Y en este juego de recuerdo y anticipación entre la música y el sujeto, la obra existe. La dimensión temporal opera en el terreno de la sucesión.
Pero al mismo tiempo, los sonidos y las unidades musicales (melodías, pasajes armónicos, ostinatos rítmicos, etc,) no sólo se suceden sino que además se superponen. Percibimos simultáneamente la sucesión y la superposición. Lo que se superpone establece otro tipo de relación que se vincula más con la espacialidad. Cuando dos o más estructuras musicales se superponen, inmediatamente establecen entre ellas relaciones de jerarquía. Luchan por imponerse una sobre la otra y se empiezan a configurar planos análogos a los planos visuales. Algunas unidades musicales ocupan el lugar de la figura y otras, el del fondo.

Una unidad musical o configuración es percibida y comprendida como tal, separada y diferente de otras unidades musicales, porque tiene determinadas particularidades que le otorgan entidad. Este concepto se hace más comprensible si lo pensamos por fuera de la música. Si un observador entra al aula mientras se está dando la clase, realizará una organización primaria espacial del salón distinguiendo, supongamos, tres grandes configuraciones: el profesor, los alumnos y el ambiente (paredes, pisos, techos, mesas, pizarrones, etc.) La configuración “ambiente” oficia como fondo ya que es fija, contiene a las demás y, fundamentalmente, no está constituida por personas. Las otras dos configuraciones comparten su “material” (ambas están integradas por personas) pero una de ellas, el profesor, es una persona sola mientras que la otra, los alumnos, son muchas personas. Se diferencian entre sí, además, porque el profesor está de pie, al frente, los alumnos están sentados, mirando hacia el frente, etc. A su vez, con una percepción más atenta, se puede establecer, dentro de la configuración “alumnos”, otras dos configuraciones, los que están sentados a la derecha y los que están a la izquierda. Finalmente, si el observador entró, por ejemplo, para buscar a un estudiante y lo ve entre todos los demás, éste se recortará ante su percepción como una configuración con su propia identidad. Esto indica que una configuración tiene, por un lado, una entidad propia pero, además, su función y jerarquía dentro de la totalidad dependerá del contexto en el que se encuentre y de la actividad perceptual e interpretativa del sujeto[6].

Al escuchar la música, percibimos distintas configuraciones: cada melodía, la base rítmica, la base armónica, etc. No confundir configuración con fuente sonora. Una misma configuración puede estar hecha con varias fuentes sonoras (por ejemplo, si un coro de voces canta una única melodía, o si tres instrumentos diferentes tocan una misma melodía) y una misma fuente sonora puede hacer varias configuraciones (por ejemplo, cuando en el piano se toca la melodía en la mano derecha y el acompañamiento en la izquierda).
El conjunto de configuraciones constituye a su vez una unidad total, la obra.
Dentro de esa totalidad, la percepción recorta las configuraciones de distinta manera. Algunas pueden ser más parecidas entre sí y tenderemos a unirlas; cuanto más diferentes sean, más tenderemos a separarlas. Algunas configuraciones pueden predominar por sobre otras. En este caso la percepción las organiza en términos de figura y fondo. Pueden presentarse todo tipo de organizaciones de figura y fondo: una figura simple sobre un fondo simple, una figura simple sobre un fondo complejo, una figura compleja sobre un fondo simple, una figura compleja sobre un fondo complejo. Puede suceder que la figura y el fondo se parezcan demasiado y sea muy difícil establecer cuál es cual. Puede ser que haya una figura y que no haya fondo explícito (piensen en una voz sola cantando una melodía). En general, entre la figura y el fondo siempre se oficia algún tipo de diferencia o contraste. Por ejemplo, la figura se mueve y el fondo no. O la figura está concentrada en una zona de registro (por ejemplo en el agudo) y el fondo en otra. En realidad es este contraste, esta diferencia u oposición lo que permite distinguir entre figura y fondo, entre una configuración y otra.

La dimensión temporal y la espacial se presentan juntas y construyen una tercera dimensión que las articula, a la que llamaremos forma. La forma vendría a ser la resultante del modo en que las configuraciones se superponen y suceden a lo largo de la obra. Aquí se ponen en juego otras conductas, que son la repetición, la variación y el cambio. Puede suceder que una configuración vuelva a escucharse exactamente igual (repetición), que tenga algunos cambios pero no lo suficientemente importantes como para que pierda su identidad (variación) o que sea reemplazada por otra (cambio). Estas tres conductas tienen una estrecha relación con los procedimientos compositivos, ya que la repetición, la variación y el cambio son modos de organizar los sonidos que, al ser escuchadas, se constituirán en categorías perceptuales que ayudarán a comprender cómo está organizada la obra y a construir su sentido.

Toda la música está hecha con determinados materiales, transformados por procedimientos y en toda la música encontraremos una organización textural, una organización rítmica y una organización formal. Esto va más allá de la pertenencia de la música a un contexto o a una propuesta estética. Puede ser que una música no tenga melodía o que no tenga armonía, pero siempre tendrá textura, ritmo y forma.

Síntesis:
Las organizaciones primarias tienen que ver con cómo se presentan en la obra y cómo percibimos y comprendemos:
-          cada una de las unidades o configuraciones;
-          lo que se superpone y lo que se sucede;
-          lo que se parece y lo que se diferencia;
-          lo principal con respecto de lo secundario (figura y fondo);
-          lo que se repite, lo que varía, lo que cambia.


Sugerencias para escuchar:

- Tudo, tudo, tudo, de Caetano Veloso (disco “Joia”).Es una obra que está construida con muy pocos materiales sonoros, con una idea melódica muy sencilla que se repite varias veces pero que, en cada repetición, experimenta una pequeña variación ya que, cada vez que se repite la estrofa, se va cantando un poco más de texto; con lo que la obra, que empieza cantada con boca cerrada, termina teniendo un texto completo. Además, al final, se operan algunos cambios en el acompañamiento que son mínimos pero que, en el contexto de repetición que veníamos escuchando, toman una dimensión importante.
- Todo así, de Leo Maslíah (disco “Cansiones Barias”) La canción refuerza el sentido del texto con las características y la organización de los materiales musicales. La estrofa en la que el texto de refiere a que Tu vida es toda así, toda igual, toda así, predomina la repetición permanente de una estructura rítmico-armónica, el sonido del acompañamiento tiene una intensidad bastante fuerte, alturas reiterativas y un timbre complejo y distorsionado, la melodía de la voz está construida con una sola nota; en la estrofa en que se presenta la posibilidad de que la vida sea de otra manera (si yo la cantara así mentiría descaradamente, mentiría como un animal…) la estructura rítmico-armónica es más variada, la intensidad del sonido baja, los timbres son más limpios, la melodía tiene más movimiento y está construida con mayor variedad y rango de alturas. Entre ambas estrofas se plantea, tanto desde el texto como desde la música, una situación de fuerte contraste.

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Espacialidad musical: Textura

La textura musical se refiere a la organización de las configuraciones según una dimensión ESPACIAL, haciendo una analogía entre el espacio sonoro y el espacio visual.
Las configuraciones se perciben como unidades (de algún modo, como “objetos” en el espacio) que se distribuyen superponiéndose y sucediéndose en la totalidad de la obra, adoptando distintas relaciones y niveles de jerarquía entre ellas. Estas relaciones y niveles de jerarquía definen planos sonoros, también análogos a planos visuales, donde algunas configuraciones resultan más pregnantes que otras, funcionando como figuras que se destacan sobre un fondo.

En la construcción perceptual de la especialidad o textura musical intervienen tres factores:
a)    CUÁNTAS configuraciones están operando al mismo tiempo;
b)    CÓMO ES cada una, qué características tiene que la definen como una unidad diferente a las demás;
c)    CÓMO SE RELACIONAN entre sí en cuanto al nivel de jerarquía con que se organizan.
Definiendo estos tres factores podemos analizar y explicar la textura de cualquier obra musical, más allá de su pertenencia contextual o de su estética. Como ya dijimos, todas las obras musicales tienen textura.

Pero hay algunas cuestiones que necesitan ser aclaradas y, para eso, revisaremos algunos casos:
1.- Una obra que consista en una única melodía, ejecutada por un único instrumento, por ejemplo, una voz humana. Tomemos por caso una voz que canta Arroz con leche. Esta voz forma una configuración única; la organización melódica y el texto hacen que se sostenga la unidad de toda la configuración desde el principio hasta el final; no establece relaciones con ninguna otra configuración. Estamos ante una trama simple.
2.- A la melodía anterior se le suma un acompañamiento de guitarra que realiza un arpegio sencillo (o una serie de acordes, o un rasguido simple) que se va repitiendo. Aquí ya hay dos configuraciones. Se diferencian por varias cuestiones, entre otras, por su fuente sonora, porque una tiene texto y la otra no, porque una tiene movimiento melódico y la otra es reiterativa y, por lo tanto, más estática. Se relacionan entre sí por subordinación, ya que la configuración melódica se impone perceptualmente sobre el arpegio (fundamentalmente por la presencia del texto y por la diferencia de movimiento). La melodía es la figura y el arpegio (o los acordes, o el rasguido) es fondo o acompañamiento.
3.- Continuando con el Arroz con leche, supongamos que la misma guitarra ejecuta también una línea de bajo que refuerza la armonía. Esto implicará una complejización del fondo, pero no necesariamente un debilitamiento de la figura. Seguiremos teniendo una relación de subordinación entre la figura y el fondo, pero ahora el fondo será más complejo, ya que estará integrado por dos configuraciones: la línea de bajo y el arpegio. Si seguimos agregando elementos al fondo (por ejemplo, otra configuración hecha por instrumentos de percusión), el fondo será cada vez más complejo, pero no dejará de ser fondo.
4.- La figura también se puede complejizar. Supongamos que, a la voz que canta el Arroz con leche se le suman una flauta y un clarinete que tocan, al mismo tiempo, la misma melodía. La figura seguirá siendo una porque la pregnancia del movimiento melódico es muy fuerte, pero la diferencia tímbrica entre las tres fuentes sonoras provocará una mayor complejidad de la figura.
5.- Supongamos ahora que, sin el acompañamiento de guitarra, varias voces cantan el Arroz con leche a la vez pero cada una lo hace con alguna diferencia de altura, respetando la armonía de los acordes. Es probable que escuchemos una especie de configuración única pero más “gruesa”, ya que el hecho de llevar el mismo texto y el mismo ritmo hará que las voces se identifiquen mucho entre sí a pesar de la diferencia de altura (que predomine la semejanza por sobre la diferencia). Estamos ante otro tipo de relación: ya no hay subordinación porque ninguna de las configuraciones predomina sobre la otra, sino más bien identidad o semejanza.
6.- Si dos o más melodías diferentes se superponen a la vez, puede que sea muy difícil establecer cuál es la más importante. Estamos ante otro tipo de relación, ya no de subordinación ni de identidad sino de complementación.
7.- Figuras complejas/ fondos complejos. Podemos pensar que, dentro de una organización general de figura y fondo, cada uno de ellos esté formado a su vez por varias configuraciones que tengan relación de identidad o de complementación.
8.- Organizaciones texturales complejas. En algunas músicas puede no ser sencillo identificar configuraciones, a pesar de que se perciben varios elementos sonoros operando a la vez. En la música contemporánea, donde la exploración sobre el lenguaje musical se lleva hasta límites extremos, es muy frecuente encontrar este tipo de organizaciones. Texturas que se definen más por comparación con una masa sonora o con una aglomeración de sonidos puntuales o un colchón de sonido o analogías por el estilo que por el establecimiento claro de una trama simple, una subordinación, una identidad o una complementación.


Sugerencias para escuchar:

- Tonada de luna llena, versión en vivo por Caetano Veloso (disco “Fina Estampa ao Vivo”). Trama simple, una sola configuración sin fondo.
- Biscate, versión de Chico Buarque y Gal Costa (disco “Paratodos”). Las voces se establecen como figura, apoyándose en su diseño melódico y en la presencia de texto. La banda (bajo, batería, piano, guitarras, percusión y vientos) funciona como fondo. El principal contraste que sostiene esta estructuración es la oposición entre lo vocal-melódico y lo instrumental rítmico-armónico. En la figura se van sucediendo distintos comportamientos: cada una de las voces canta su melodía, una primero y otra después en cada estrofa; en el estribillo, ambas voces cantan la misma melodía (se identifican) pero a la vez se diferencian porque los registros y timbres de las voces son distintos; posteriormente, ambas voces se superponen cantando cada una la melodía de su estrofa sin que una predomine sobre otra, con lo que en la figura se establece una relación de complementación. En el fondo, aquellos instrumentos que tienen un desarrollo melódico (por ejemplo los vientos) se imponen por sobre los demás.
- Because, The Beatles (disco “Abbey Road”). La guitarra y el bajo, en la introducción, establecen dos configuraciones donde la línea de bajo funciona como figura respecto de los arpegios. Al entrar las voces, los instrumentos pasan al fondo y las voces se implantan como figura. Esta figura está compuesta por varias voces superpuestas con un alto grado de identidad dado que cantan el mismo texto, llevan el mismo ritmo y se asemejan mucho tímbrica y registralmente. Cada tanto, alguna de las voces realiza pequeños movimientos melódicos que la separan brevemente del resto.
- Knots, Gentle Giant (disco “Octopus”). Las voces van armando líneas melódicas superpuestas, a las que posteriormente se agregan otras líneas ejecutadas por instrumentos. Es muy difícil determinar cuál es la figura; más bien cada línea compite con la otra por el papel principal, resultando una complementación. A su vez, en la construcción de cada línea, interviene otra tensión o “competencia” entre la unidad y la fragmentación, ya que los sonidos que conforman cada melodía varían casi permanentemente y están bastante separados entre sí (por el hecho de que son cortos y se “ejecuta” el silencio entre uno y otro).
- Concierto Brandeburgués nº 4, 3º Movimiento, Juan Sebastián Bach. Es una obra para orquesta donde las líneas melódicas van apareciendo de a una, imitándose sobre un mismo tema, y se superponen en una trama complementaria donde ninguna predomina sobre la otra excepto por breves momentos, cuando reaparece el motivo del tema.
- Lux æterna, de Giorgy Ligeti (se usa como parte de la banda de sonido de 2001, odisea del espacio de Stanley Kubrik) El conjunto de los instrumentos de la orquesta parecen moverse todos juntos, lentamente, sobre distintas alturas y registros pero unificándose en la velocidad y direccionalidad del movimiento, generando una textura de masas sonoras.

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Temporalidad musical: Ritmo

El ritmo es la dimensión temporal de la música.
Antes de hablar de ritmo musical, cabe plantearse algunas reflexiones en torno al tiempo, ya que la música requiere del tiempo para poder completarse. La música se concreta cuando suena, instante por instante, mientras va desenvolviendo sus sonidos en el continuo temporal; y la vamos reconstruyendo en nuestra memoria, realizando además anticipaciones de lo que puede venir.

El concepto de tiempo es uno de los que más tempranamente nos vamos formando. Lo usamos permanentemente, pero nos resulta muy difícil de definir. De algún modo, lo imaginamos como un continuo que transcurre, dentro del cual ocurren eventos, sucesos, acontecimientos. Estos sucesos fragmentan el continuo, permitiéndonos concebir un “antes” y un “después”, a la vez que tener conciencia de la duración de cada suceso en relación con el otro. Las duraciones son más o menos largas, más o menos breves, siempre en comparación con alguna duración de referencia.
La percepción del tiempo tiene una dimensión subjetiva y una dimensión cultural. Cada individuo percibe el transcurrir según sus emociones, intereses, estados de ánimo, etc. Muchas veces, el mismo suceso parece tener distinta duración, según el estado desde el que lo percibamos. Además, cada cultura o sociedad construye formas de concebir y percibir el tiempo. La cultura contemporánea, de la mano de la hiper comunicabilidad que nos proveen los medios, el celular, Internet, tiene una noción de temporalidad más compleja y acelerada que la de la Modernidad. Es más, dentro del mismo país, la percepción de la temporalidad de quienes viven en grandes ciudades es muy diferente a quien vive en pueblos pequeños o zonas rurales.
Por otro lado, el hombre ha inventado distintas maneras de medir el tiempo. El reloj fragmenta el tiempo en unidades convencionales iguales para todos, sobre las que se hace un acuerdo social de código común respecto de qué es una hora, un minuto, un segundo, o qué hora es en Argentina cuando en Francia son las 12.
A su vez, la música (y otras artes del tiempo y del movimiento, como el cine, el teatro o la danza) construye tiempo, instaura un tiempo propio que es coherente dentro del marco de la obra. Tienen más relación y coherencia entre sí el sonido escuchado en el primer segundo de la obra con el escuchado en el último segundo, que éste último y el primer aplauso, porque ese ya está afuera, ya no es más la obra.

Desde la primera infancia vamos adquiriendo la noción de tiempo y toda una serie de conceptos vinculados con la temporalidad: duración, antes, después, simultáneo, sucesivo, rapidez, lentitud, aceleración, desaceleración, detención, pausa, espera, continuo, discontinuo, repetitivo, cíclico, regular, irregular, son todas nociones que nos ayudan a construir la percepción del tiempo. Todas van a estar presentes en la comprensión del ritmo.
Cuando en el continuo temporal se presentan una serie de eventos sucesivos y/o simultáneos, la percepción los organiza de algún modo. Eso es el ritmo en un sentido más general: la organización que adquieren los eventos en el tiempo. Desde este punto de vista, todo tiene ritmo. La palabra “ritmo” no existe únicamente en el mundo de la música. Se habla del ritmo de vida de una persona, el ritmo de la ciudad, el ritmo del corazón, de una caminata, de un partido de fútbol, de una película, de las estaciones del año, etc. En todos los casos se trata de una serie de eventos en el tiempo, organizados de una manera más o menos compleja.
A veces, esa organización es totalmente azarosa y existe sólo como consecuencia de la actividad perceptual del sujeto, dado que la percepción siempre funciona organizando de alguna manera lo percibido, por ejemplo, la temporalidad que resulta de lo que escuchamos si atendemos un minuto a los sonidos del entorno.
Otras veces, la organización temporal es consecuencia de algún tipo de regularidad orgánica o natural (por ejemplo, las estaciones, el día y la noche, el latido del corazón) y esa organización regular se impone a la percepción del sujeto.
Otras organizaciones temporales son intencionales, existiendo grados de intencionalidad. Por ejemplo, cuando una persona habla y nos cuenta algo, muchas veces acelera o desacelera la velocidad de sus palabras o hace una pausa para enfatizar el contenido del relato y esto genera una temporalidad o ritmo particular, pero la intención está más puesta en el contenido del relato que en su ritmo.
En cambio, en la música, cada decisión que se toma sobre la temporalidad y el ritmo es intencional. El ritmo musical es la organización temporal de los sonidos con una intencionalidad estética y poética. Se trata de una organización cualitativa del tiempo, esto significa que involucra la totalidad de la obra musical y trasciende el mero ordenamiento y medición de las duraciones.

En el ritmo musical vamos a encontrar características comunes con todos los demás ritmos:
-        continuidad/ discontinuidad: modo en que los sonidos se juntan o se separan, con la presencia o ausencia de pausas más o menos extensas entre ellos.
-        velocidad: rápida, media o lenta; constante o variable gradual o súbitamente.
-        densidad de los agrupamientos de sonidos, alta, media o baja: cantidad de eventos que suceden en un lapso.
-        simultaneidad/ sucesión/ alternancia: organización secuencial entre los eventos sonoros.
-        regularidad/ irregularidad: duración igual o diferente de los lapsos con que aparecen los eventos sonoros.

Dijimos antes que cada cultura construye su modo de entender el tiempo. Esto tiene mucho que ver con el modo de concebir el ritmo musical.
La modernidad centroeuropea construyó, paralelamente con el avance del capitalismo, el racionalismo y la idea de progreso, una concepción del ritmo musical apoyada en la regularidad y en la división isócrona y proporcional del continuo temporal. Sostenido en ciertas supuestas regularidades naturales que le dieron pretensión de universal, el ritmo musical instaurado por el sistema tonal a partir del siglo XVI elaboró un sistema específico de organizar el tiempo musical que se ha impuesto al sentido común como sinónimo de ritmo: el estereotipo dice que tiene ritmo aquello que es regular, isócrono, proporcional y medible.
La música misma se ha encargado de contradecir y poner en conflicto permanentemente este estereotipo, aún dentro de los cánones que el sistema establece.

Podemos decir que, dentro de la música, existen dos grandes concepciones respecto de cómo organizar el ritmo.
a)    Ritmos basados en la organización de las duraciones en función de algún parámetro de temporalidad o combinaciones de parámetros (por ejemplo, alternancia de duraciones largas y breves, o contraste entre velocidades lentas y rápidas, o acumulación y separación de sonidos, etc.) o en la adecuación a algún organizador temporal exterior a la música, fundamentalmente la palabra o el movimiento (por ejemplo, el canto gregoriano medieval, algunas músicas rituales, etc.). Este tipo de ritmo se ha denominado ritmo libre o ritmo liso[7].
b)    Ritmos basados en la organización de las duraciones a través de un sistema de división isócrona y proporcional del tiempo, donde todas las duraciones y las relaciones entre ellas se ajustan a esta proporción. Este tipo de ritmo se ha denominado ritmo tonal, ritmo estriado, ritmo medible, ritmo métrico o ritmo proporcional.

En el primer caso, para poder comprender y analizar el ritmo de las obras musicales, es posible utilizar las categorías generales que aparecen en todo ritmo y que mencionamos más arriba (continuidad, velocidad, densidad, regularidad, organización secuencial), teniendo en cuenta cómo se presenta cada una a lo largo de la obra: si es un comportamiento estable o si varía y de qué modo lo hace.

En el segundo caso, el patrón de la organización racional a priori que existe como base de estos ritmos, aparecerá implícito en la obra a través de la relación entre tres elementos fundamentales:
-          el pulso: es una base que estructura el continuo temporal fragmentándolo en partes isócronas, es decir, de igual duración y velocidad constante; es de origen orgánico, remitiendo al pulso cardíaco, a la respiración, al caminar, etc.
-          el metro (o compás) enmarca agrupaciones regulares de pulsos en estructuras mayores binarias (grupos de dos o cuatro pulsos), ternarias (tres pulsos) u otros agrupamientos (cinco, siete pulsos) organizadas a través del acento y posibilidades de fragmentación proporcional del pulso según una determinada división binaria o ternaria; es de origen racional y presupone que todas las duraciones guardan un vínculo proporcional entre sí dentro de este esquema.
-          el tempo (término de origen italiano) se refiere a la velocidad general de la obra.

Al definir el metro, dijimos que éste enmarca agrupaciones regulares de pulsos en estructuras mayores. Este agrupamiento se realiza a través de la presencia de un acento, una diferencia. Si sobre el continuo del pulso, cada x número de pulsos se escucha un acento, entonces aparece el metro. Existen distintos modos de acentuar: por intensidad (el acento suena más fuerte que los demás pulsos del grupo); por duración (el sonido más largo se percibe como acento); por altura (el sonido más agudo se percibe como acento); por timbre (resaltando el acento con un cambio de timbre); por la armonía (un cambio de acorde refuerza el acento); incluso puede no sonar, pero el funcionamiento de la totalidad de la estructura hará que lo percibamos. Cuando dijimos que el patrón racional aparece implícito, se trata exactamente de esto. Es posible que en una obra musical pensada de este modo nadie esté tocando concretamente cada pulso ni cada acento, pero como todas las duraciones se relacionan en el marco de los límites de la estructura métrica, el metro se organiza y se impone a la percepción. Por esto también se perciben las divisiones, aunque no esté ejecutada cada una de ellas. Estos comportamientos no ocurren necesariamente de a uno, más bien siempre hay combinaciones de varios.

Cuando hablamos del marco de los límites de la estructura métrica queremos decir que no cualquier duración puede formar parte de este sistema. Se incluyen sólo las duraciones que sean proporcionales entre sí en relación a un pulso isócrono en una velocidad determinada. Pero las posibilidades de combinación son casi infinitas, y esto hace que los límites mencionados hayan resultado, a lo largo de la historia de la música, sumamente flexibles.
Además hay que tener en cuenta que el ritmo musical cabalga siempre sobre la tensión entre lo estable y lo inestable, entre lo previsible y lo imprevisible. Se han construido ritmos muy atados a la estructura racional (que se suelen llamar, un poco despectivamente, “cuadrados”) y otros que incorporan tantas excepciones, jugando con los bordes del sistema, que casi parecen salirse de la métrica. A estas excepciones les llamamos desvíos, en el sentido de que se corren o desvían de la norma.
Veamos algunos ejemplos habituales.
- Cambio de la velocidad del pulso: La norma dice que el pulso es isócrono y tiene una velocidad estable y permanente. Si, por ejemplo, al final de la obra, el pulso se desacelera para fortalecer la sensación de final, ese rallentando o disminución de la velocidad es un desvío. Los cambios de velocidad del pulso (rallentando y accellerando) representan un desvío del patrón rítmico. Empezaron a ser usados tímidamente, excepcionalmente en los finales de las obras, por ejemplo, y en el período romántico (en el siglo XIX) se instalaron como recurso expresivo casi estructural de la música.
- Modificación del metro: La norma dice que el metro es estable en toda la obra. Si el metro cambia, funciona como un desvío. El metro puede cambiar porque se modifica el acento (por ejemplo, se pasa de un acento cada cuatro pulsos a un acento cada tres) o porque se modifica la división (paso de una división binaria a otra ternaria). Además pueden modificarse ambos.
- Polirritmias y polimetrías: implican la convivencia de distintas estructuras acentuales y/o divisiones en el mismo lapso de tiempo. Por ejemplo, una polimetría que estamos muy acostumbrados a escuchar es la chacarera, que superpone un metro binario de división ternaria y uno ternario de división binaria.
- Adiciones: implican la construcción de un metro por suma de otros. Uno que estamos habituados a escuchar es 3+3+2, utilizado frecuentemente por la milonga y presente en muchas obras de Piazzolla.
- Pausas, silencios. La presencia de pausas o silencios más o menos extensos siempre actúa como desvío ya que interrumpe el fluir y la continuidad, plantea un conflicto. Si la duración de la pausa está, además, librada de algún modo a la decisión del ejecutante, la ruptura es mayor.
- Corrimientos (síncopas, contratiempos). A veces los sonidos no suenan en el punto exacto de coincidencia con el acento sino antes o después; se escuchan como corridos de lugar.
- Fraseo: el fraseo es un recurso interpretativo que se vincula mucho con el ritmo ya que implica una flexibilización del ritmo como totalidad. En general es un recurso que se aplica a la melodía principal, donde quien la ejecuta (cantante o instrumentista) toma decisiones sobre el conjunto de las duraciones, adelantándose o retrasando, estirando o comprimiendo, explorando los límites de la estructura métrica.

Sugerencias para escuchar:

- Canto gregoriano. Los cantos religiosos de la Edad Media tenían un ritmo atado a la estructura de la palabra; el ritmo fluía de un modo muy similar a la palabra hablada, sin una estructura métrica prefijada, a una velocidad media que permitiera la comprensión del texto, fragmentado por pausas vinculadas con las frases del texto y con la respiración.
- Yo soy quien pinta las uvas. (Baguala anónima, por Jerónimo Sequeida, disco “De Ushuaia a La Quiaca, vol. 4”) La baguala instaura un ritmo circular, que se envuelve sobre sí mismo a partir de la reiteración de las coplas. Estas coplas tienen, en su texto, una organización métrica ya que son versos octosílabos que riman, pero el modo de ejecución, tanto del canto como del acompañamiento, entra y sale libremente de la métrica que el texto podría imponerle a la música.
- O Superman, Laurie Anderson (disco “Big Science”) Presencia de regularidad sin estructuración métrica específica. Se establece un pulso regular por la repetición constante del sonido a-a-a-a-a pero no se establece una métrica clara, ya que el sonido de base se va modificando tímbricamente sin un patrón regular y la configuración melódica que se le superpone tiene un tratamiento rítmico muy libre, ya que trata de equipararse con una voz hablada.
- Naranjo en flor, versión de Roberto Goyeneche. El cantante frasea estirando y comprimiendo el ritmo, acelerando y desacelerando la melodía.
- Summertime, versión de Ella Fitzgerald y Louis Armstrong. Sobre una base instrumental regular y un tempo lento, los solistas (trompeta y voces) trabajan el ritmo de las melodías fraseando sobre el límite de la estructura métrica.
- El martillo sin dueño, de Pierre Boulez. El ritmo se organiza por oposición de dos comportamientos: agrupamientos de sonidos breves y reverberantes que acontecen velozmente sucediéndose y superponiéndose, y pausas o silencios de duración variable, apenas ocupadas por los restos de la reverberación de los instrumentos.

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Forma

El concepto de forma es, al igual que el de tiempo, muy sencillo de usar y comprender pero muy complejo de definir. En general, entendemos por forma una abstracción que hacemos del objeto a partir de su configuración en el espacio (dimensiones, direcciones, tamaños, partes y relaciones entre las partes) prescindiendo de las características no estructurales (material, color). Es posible discutir esta generalidad –de hecho, existen diferentes definiciones y posturas al respecto- porque, en particular en el arte, los límites entre la abstracción formal y el material, o entre la forma y el contenido, suelen no estar siempre claros dado que hay muchas posibilidades de que se influyan y condicionen entre sí.

Desde cierto punto de vista, la forma implica suma de partes. Pero, fundamentalmente, implica totalidad. La percepción y la comprensión de la forma necesitan de la aprehensión del objeto como totalidad. Y la totalidad no es la simple suma de las partes (recordar los principios de la teoría de la Gestalt mencionados antes). Por el contrario. La totalidad es todos los elementos, las relaciones que se establecen entre ellos, el sistema que organiza esas relaciones y el juego de sentidos que funciona entre el sentido de cada elemento, de cada vínculo y de la totalidad en sí.

En la forma musical se conjugan las dimensiones espacial y temporal (textura y ritmo), construyéndose la totalidad a través de la transformación de los materiales y las ideas musicales en el tiempo. De alguna manera, la forma musical contiene a la textura y al ritmo, y el modo en que éstos operen y transcurran dará contenido a la forma musical. A su vez, el sujeto, al entrar en contacto con la obra (ya sea como escucha, ejecutante o compositor) construye (por memoria y anticipación) la forma y, al construirla, la comprende y le asigna sentido. O sea que la forma está impresa en la obra, es una característica de la obra, resultante de la disposición y transformación de sus materiales en el tiempo, y al mismo tiempo es una construcción que hace el sujeto, por la cual aprehende e interpreta la obra como totalidad.

Dicho esto, pasaremos a analizar cuáles son los comportamientos y categorías que nos permiten comprender y analizar la forma musical.
Estos son:
-          Identidad y diferencia
-          Repetición y variación
-          Permanencia, cambio y retorno

Todos están relacionados.
Identidad y diferencia implica que en la obra encontramos “cosas” (unidades, configuraciones) que son iguales entre sí, otras que son parecidas, otras que son diferentes. Las que son diferentes pueden ser simplemente distintas o pueden ser opuestas, contrastantes.
Repetición y variación tiene que ver con que una unidad determinada puede volver a aparecer de manera idéntica (repetición) o con alguna diferencia que no sea tan sustancial como para no seguir identificándola con la anterior (variación).
La repetición y la variación establecen permanencia: un mismo material, unidad o configuración que se repite o que varía se acerca más a lo que permanece que a lo que cambia. Cuando los elementos que son diferentes son muchos, o las diferencias operan a niveles muy profundos, ya no podemos hablar de permanencia sino de cambio. Pasa otra cosa, estamos en otro lugar. Podríamos hacer una analogía con caminar dentro de un hotel, por ejemplo. Las habitaciones se parecen mucho entre sí. En general, son iguales o a lo sumo tienen alguna diferencia en la distribución según si dan al frente, al fondo, al costado, etc. Todas tienen el mismo mobiliario, los mismos cubrecamas, están pintadas del mismo color. Tal vez, las que tengan una tarifa mayor sean un poco más diferentes, más grandes, con una TV más moderna, con frigobar, etc. pero en su configuración básica seguirán siendo semejantes a las otras habitaciones. En cambio, cuando salimos de las habitaciones y entramos al comedor, o al lobby, los cambios son mayores cualitativa y cuantitativamente. En una canción, las estrofas podrían funcionar como las habitaciones y el estribillo como el lobby. Las estrofas tienen entre sí más relaciones de semejanza y de permanencia. El estribillo en general entraña un cambio melódico importante que hace que esa parte de la canción se separe del resto.
La aparición de estos comportamientos de los materiales hace que podamos distinguir, en el transcurrir musical, diferentes momentos o partes que adquieren una configuración propia que los distingue entre sí. Así como en la textura vinculábamos unidades o configuraciones que acontecían en la simultaneidad, en la forma vinculamos unidades o configuraciones mayores y más complejas que articulan la simultaneidad con la sucesión.

Volvamos al ejemplo de la canción. Cada estrofa, con sus rasgos melódicos, rítmicos, armónicos, texturales y materiales, se comprende como una unidad que termina y vuelve a empezar. Ese recomienzo, si todos los elementos permanecen iguales, será una repetición. Puede ser que lo único que cambie sea el texto. O puede modificarse la textura, si aparecen nuevos elementos o una contramelodía o más voces, por ejemplo. Cada estrofa, con todos sus componentes, se entiende como una unidad, como una configuración o parte. El estribillo, a su vez, como una parte diferente. Las introducciones también, ya que en general son instrumentales.

De esa manera, podemos establecer cuántas partes hay, cómo es cada una y cómo se relacionan entre sí. La misma herramienta de análisis que usamos para la textura es aplicable a la forma, con algunas otras consideraciones específicas.
Cuántas partes hay: estará determinado por la cantidad de unidades sucesivas que podamos establecer.
Cómo es cada una: lo podremos definir teniendo en cuenta los materiales, textura y ritmo que cada parte tiene.
Cómo se relacionan entre sí: tendrá que ver con dos cuestiones: el grado de identidad o diferencia, y el modo en que se pasa de una parte a la otra. Sobre lo primero, puede ser que haya repetición, variación o cambio y, dentro del cambio, un cambio contrastante (que se den comportamientos opuestos). Sobre lo segundo, cómo se pasa de una parte a la otra, pueden darse cuatro comportamientos: que una parte esté contigua a la otra (yuxtaposición), que entre una parte y otra haya un silencio o un elemento diferente (separación), que cuando aún no terminó una parte comience la otra (imbricación) o que una parte se vaya transformando de a poco en la otra (transición).

Cuando estudiamos la forma, surge otro aspecto a tener en cuenta, que se vincula con el concepto de proporcionalidad que analizamos en relación con el ritmo, y que es la proporcionalidad de la forma en términos de simetría y asimetría. La Modernidad, así como instaló el patrón rítmico basado en la proporcionalidad, instaló también patrones formales de simetría. La música de la modernidad tiende a las formas simétricas y proporcionales. Tomemos, por ejemplo, nuevamente el Arroz con leche. “Arroz con leche me quiero casar con una señorita de San Nicolás que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a jugar” es una estrofa y “Yo soy la viudita del barrio del Rey, me quiero casar y no sé con quién. Con ésta sí, con ésta no, con esta señorita me caso yo” es la otra estrofa. Son simétricas entre sí en tanto que ocupan el mismo lapso, la misma cantidad de pulsos y compases. A su vez cada una está compuesta por dos frases, (en el caso de la primera estrofa, la que termina en San Nicolás y la que empieza en Que sepa coser) que también son simétricas entre sí, es decir, utilizan la misma cantidad de pulsos y compases para desenvolverse en el tiempo. Y cada una de ellas también puede ser dividida en dos frases más breves, también simétricas. Como las muñecas rusas. Todas estas frases mayores y menores simétricas actúan además como si fuera una pregunta y una respuesta (más específicamente, un antecedente y un consecuente). El consecuente parece completar la idea, terminar de cerrarla. También hay formas que no son simétricas: reconocemos secciones o frases pero tienen distinta extensión o son impares o no se resuelven.

Cuando dentro de una parte se pueden establecer otras partes, frases o secciones más pequeñas que están incluidas en esta parte mayor, en los fragmentos se verifican los mismos comportamientos de identidad o diferencia, repetición, variación o cambio que operan en las unidades mayores. A partir de esto podemos hablar de macroforma y microforma, según estemos analizando las grandes partes o las pequeñas, teniendo siempre en cuenta ir de lo general a lo particular y que la fragmentación nunca llegue a ser tal que anule el sentido por pérdida de contacto con la totalidad.

Cada obra construye su propia forma ya que, en cada una, se da una combinación de materiales y de tratamiento de los mismos que resulta única. De todos modos, en algunos tipos de música hallamos ciertos modos de configurar la forma musical que preexisten a la obra misma y que pueden tener distintos grados de flexibilidad. Por ejemplo, las canciones, en general, tienen una forma que se organiza en base a la sucesión de estrofas semejantes. Puede tener intercalado un estribillo. Muchísimas canciones se basan en distintas alternancias de estrofas y estribillos. Pero hay canciones que no responden a ese molde. Un caso: el tango Los mareados, de Cadícamo y Cobián, tiene tres estrofas que son diferentes entre sí; ninguna se repite. En estas formas más o menos preestablecidas, se suelen utilizar algunos términos que definen una cierta función de la parte en el todo: introducción, estrofa, estribillo, interludio, coda, puente, desarrollo, etc. Pero nos habla solamente de la función y no del comportamiento de los materiales. Por ejemplo, un puente tiene la función de unir dos partes pero, según como se comporten los materiales, podrá ser una yuxtaposición o una imbricación o una transición, etc.

Sugerencias para escuchar:

- Happiness Is a Warm Gun, The Beatles (disco “Álbum blanco”). Tiene cuatro grandes partes que se distinguen, fundamentalmente, por la diferente organización rítmica de cada una. Además, cada parte tiene una melodía diferente y una textura que, si bien es siempre de figura y fondo, cambia en cuanto a los materiales que componen las configuraciones y a la cantidad de configuraciones que componen la figura y el fondo respectivamente. Se pasa de una parte a la otra por yuxtaposición.
- Is There Anybody Out There?, Pink Floyd (disco “The Wall”). Se distinguen dos partes diferentes. La primera tiene un ritmo más cercano al ritmo liso, una velocidad general más lenta, en el fondo predominan los sonidos largos y constantes, la figura es una voz casi hablada que repite cuatro veces la misma frase pero que en cada aparición está levemente variada en su intensidad, timbre y duraciones. La segunda parte presenta una melodía principal con un acompañamiento, todo ejecutado en una guitarra, que se impone sobre el fondo de teclados. El ritmo se hace claramente regular, sobre la base de un pulso de mediana velocidad y un metro binario. Esta modificación del ritmo y la aparición de la melodía establecen un contraste bastante marcado entre ambas partes. Se vinculan entre sí por imbricación, ya que algunos elementos de la segunda parte empiezan a aparecer antes de que la primera haya concluido.

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Percepción, análisis e interpretación

Al principio hablamos de tres grandes ejes para abordar la complejidad del fenómeno musical. Uno de ellos era la OBRA, es decir, la música en sí, en tanto objeto. Sobre este aspecto hemos estudiado todas las propiedades de las obras musicales en cuanto a los materiales, procedimientos y construcción. El otro eje, que trabajaremos más adelante, es  el CONTEXTO, que se refiere a los espacios históricos, culturales, geográficos en los cuales la música se produce, es ejecutada, escuchada, analizada, etc. Ahora nos dedicaremos al SUJETO, las personas que estudian, componen, ejecutan, escuchan, analizan, eligen la música.

El sujeto puede adoptar tres tipos de rol respecto de la música: compositor, ejecutante o auditor. A veces estos roles están claramente separados y a veces no (por ejemplo, muchos músicos que utilizan la improvisación como modo de composición están siendo a la vez compositores y ejecutantes al mismo tiempo) y podríamos decir que el rol de auditor existe simultáneamente con el de compositor y ejecutante en tanto que cuando se toca o se compone, se escucha. Lo que cabe señalar respecto de estos tres roles es que todos implican construcción de sentido. El compositor construye sentido al escoger sus materiales y procedimientos, al realizar el proceso de trabajo de formación de la obra tomando decisiones sobre qué deja y qué saca, etc. El ejecutante, al tomar decisiones sobre cómo va a tocar tal o cuál parte de la obra, cómo va a resolver determinado pasaje, cómo va a resaltar un plano de la textura o cómo va a realizar un cambio de tempo. El auditor construye sentido al ir dándole forma a la obra y comprendiéndola (tanto a nivel consciente como inconsciente) a medida que ésta transcurre, a través de operaciones de recuerdo y anticipación. Todas estas actividades del sujeto implican una vinculación activa con la obra donde, a través de la percepción, el análisis y la interpretación, sujeto, obra y contexto van configurando al fenómeno musical como totalidad.

Al percibir la música, se ponen en funcionamiento complejos mecanismos. Cuando percibimos, no lo hacemos desde una situación neutral ni pasiva. Los fenómenos externos no se imprimen sobre un papel en blanco. Por el contrario, el acto perceptivo está mediado por nuestra historia, nuestro inconsciente, nuestro conocimiento y experiencia previa, nuestro contexto cultural y social, nuestra situación específica en el momento de percibir, nuestra edad, etc. Al percibir, construimos el objeto, interactuamos con él, tomamos conciencia de él y de lo que nos sucede al relacionarnos con él. Puede ser que esta percepción no sea del todo clara, que sea incompleta (en general, percibimos menos de lo que ocurre y recordamos menos que lo que percibimos), que necesite un proceso de contacto más extenso con el objeto para poder conocerlo mejor (aquí pueden intervenir procesos de análisis) y que recién después de transcurridos estos procesos podamos hablar de comprensión, conocimiento y asignación de sentido. Pero a veces estos procesos (percepción, cognición, interpretación) se dan todos juntos, de manera sintética. También puede pasar que cada vez que revisitamos el objeto, éste adquiera nuevas formas: es muy frecuente que cuando volvemos a ver una película o a escuchar una música que creíamos conocer, aparecen elementos y sentidos que no habíamos notado o elaborado antes.

Mencionamos antes que existen algunas características perceptuales más o menos generales, que fueron estudiadas por la Gestalt[8]. Por ejemplo: la tendencia a estructurar el campo en figura y fondo; a agrupar elementos por cercanía y/o semejanza; a establecer continuidades una vez que hemos comprendido un patrón o estructura de comportamiento, cerrando formas abiertas o pudiendo seguir direcciones; a  disponer las formas dentro del campo de la manera más simétrica posible, entre otras. Todas estas características, por supuesto, están atravesadas por rasgos culturales particulares que hacen que sus alcances no sean estrictos ni universales, abriendo, para el arte, un abanico de posibilidades para jugar con los límites de la percepción; cosa que, según Jiménez[9], es una de las cuestiones que más distingue al arte: el arte tiene la capacidad de romper con los hábitos perceptuales, de presentar otras posibilidades de comportamiento de la materia formante. Aparece aquí un problema fundamental del artista, que es la tensión entre el estereotipo y la ruptura total. El estereotipo se construye mediante el refuerzo de los hábitos perceptuales, la repetición ampliada de lo esperable. La ruptura total abandona todo código; puede llegar al extremo de olvidar al otro, al público, al sujeto que interpreta el sentido.

Para analizar, tomamos distancia respecto del objeto y, además, lo fragmentamos, lo deshacemos para ver cómo es por dentro. Qué partes tiene, qué elementos lo componen, cómo funciona, cómo se relacionan los elementos entre sí, qué sucede si quito o agrego algo, etc. En general, cuando analizamos, la relación con el objeto se racionaliza. El análisis se hace esperando encontrar algo, un comportamiento, una explicación, y se hace siguiendo un método más o menos ordenado. Del análisis se obtienen datos que se pueden comparar, ordenar, sistematizar de algún modo. Luego recomponemos el objeto y alcanzamos otra comprensión de él, diferente a la primera experiencia perceptual. Construimos nuevos sentidos. Interpretamos de una forma más compleja. Podemos tomar decisiones. El análisis musical es una herramienta invaluable para comprender cómo funciona la música. Por el carácter inasible de la música, (esto que dijimos antes, que la música existe punto a punto en tiempo presente y, para configurarse, necesita de la acción del sujeto en cuanto a recuerdo y anticipación) el análisis aparece como una situación necesaria en el contacto con la música, si es que necesitamos hacer con ella algo más que simplemente disfrutarla. Si, por ejemplo, tenemos que tocar una pieza o seleccionar un fragmento para musicalizar una escena, aparecerá la necesidad de analizar para comprender un poco más profundamente el funcionamiento y, por ende, el sentido.

En el caso particular de la ejecución musical, quien va a tocar una obra se ve en la situación de tomar ciertas decisiones. Algo que debo tocar fuerte, ¿cuán fuerte lo voy a tocar? ¿Cuánto voy a ligar los sonidos entre sí? ¿Cuánto va a durar una aceleración o una pausa? El ejecutante tiene que tener un profundo conocimiento de la obra (para lo cual será necesario que la analice) y a partir de esto va a construir un sentido. La obra va a tener, para él, una dimensión que le es propia: es su modo de entender la obra. El ejecutante tomará decisiones interpretativas al tocar, destinadas a plasmar, en el acto de hacer sonar la música, ese sentido que él pudo construir. Estas decisiones estarán fundamentalmente vinculadas con:
-          la dinámica (el volumen del sonido, lo que es fuerte, lo que es suave, las transformaciones de suave a fuerte y viceversa, los contrastes de volumen, etc.)
-          el tempo (la velocidad general de la obra, los cambios de velocidad, aceleraciones y desaceleraciones, las pausas, etc.)
-          el timbre (el cuerpo del sonido, cualitativamente hablando, si será más estridente, más blando, etc. y qué acción se debe ejercer sobre el instrumento para conseguir determinado tipo de sonoridad)
-          la articulación (el modo de vincular los sonidos entre sí ligándolos o separándolos)
-          el fraseo (la relación entre el fluir musical y la estructura métrica, los grados de libertad para correrse de la regularidad)
La interpretación musical también requiere de un conocimiento del contexto de la obra, de los rasgos culturales que están impresos en ella. A veces no alcanza con una correcta afinación o una adecuada precisión rítmica. Muchas interpretaciones, intachables desde el punto de vista técnico, no consiguen transmitir en sentido profundo de la música porque no alcanzan a tocar aquello que corresponde a las sutilezas del trasfondo cultural.

La obra musical tendrá diferentes “modos de ser” de acuerdo a las diversas propuestas interpretativas que realice cada ejecutante. Esto sucede tanto con las obras que están previamente escritas como con aquellas más vinculadas a la improvisación y al arreglo. Una sinfonía de Beethoven, por ejemplo, está escrita totalmente en una partitura. Las notas que ejecutará la orquesta están prefijadas. Las duraciones relativas de los sonidos, los instrumentos que intervienen, también. Pero el director de orquesta toma decisiones interpretativas respecto de las cuestiones que mencionamos antes. Entonces, la versión de la 5ª sinfonía de Beethoven por von Karajan sonará diferente que la de Daniel Baremboin. En la música popular la diferencia de versiones es más notable ya que, en general, se trabaja alrededor del concepto de “arreglo”, donde lo que queda como rasgo identificatorio de la obra es la melodía y el texto, si lo tiene, y todo lo demás (la instrumentación, especialmente, pero también la rítmica y la armonía) se modifica a veces muy radicalmente, llegando incluso a transformarse el género. Por ejemplo, el tango Gricel, de Mores y Contursi, ha sido ejecutado por Troilo, Canaro, Amelita Baltar, Fats Fernández o Luis Alberto Spinetta, adquiriendo en cada caso una dimensión totalmente nueva.




Sugerencias para escuchar:

- Gricel. En Internet se pueden conseguir todas las versiones mencionadas y muchas otras. Analícenlas comparativamente.
- Un di felice. Es un famoso dúo perteneciente a la ópera “La Traviata”, de Giuseppe Verdi. Se pueden escuchar varias versiones de la ópera (por ejemplo, Angela Gheorghiu-Frank Lopardo o María Callas y Alfredo Kraus) y además el arreglo realizado por el músico inglés David Byrne, donde el tratamiento corresponde a una música popular de tradición baladística.
- El arriero. La canción de Atahualpa Yupanqui ejecutada por él mismo o por el grupo Divididos.
- La añera. También de Atahualpa, escucharla por el autor y por el Cuarteto Zupay, que realiza un arreglo vocal de estilo Renacentista interpretado con rasgos de estilo Romántico.
- Preludio 16 de Chopin. En http://www.taringa.net/posts/videos/2602606/Preludio-n-16-Chopin-(interpretaciones).html hay una recopilación de videos de varias versiones del mismo preludio por distintos pianistas, interesante para comparar.
- Cuadros de una exposición, de Modest Moussorgsky, compositor ruso del siglo XIX. La obra fue escrita en 1874 para piano. En 1922, el músico francés Maurice Ravel la instrumentó para orquesta. En 1973 el trío de rock sinfónico inglés Emerson, Lake & Palmer hicieron una versión propia con instrumental electroacústico y agregándole texto a algunas melodías. Hay también una versión para contrabajo solo realizada por Mauricio Romero, contrabajista colombiano y otra versión electrónica hecha por el compositor japonés Isao Tomita.




[1] En el caso de <árbol>, si la palabra está escrita el significante es el grafismo y, si es hablada, el sonido que se emite al decir la palabra. Si fotografiamos o dibujamos el árbol, esa imagen es el significante. Si lo nombramos en otro idioma también cambia el significante.
[2] El término “paisaje sonoro” fue propuesto por el músico y pedagogo Murray Schafer y puede consultarse en su texto El nuevo paisaje sonoro de editorial Ricordi.
[3] En la bibliografía de la cátedra se proponen tres textos que trabajan profundamente estos temas: CHION, M. El sonido, Paidós, Barcelona, 1999. MIYARA, F.: Acústica y sistemas de sonido, UNR Editora, Rosario, 1999. RODRIGUEZ, A.: La dimensión sonora del lenguaje audiovisual. Paidós. Barcelona, 1998.
[4] Ver ADORNO, T. Reacción y progreso, y otros ensayos musicales,  Cuadernos Marginales. Tusquets. Barcelona, 1964. Se encuentra en http://fba.unlp.edu.ar/apreciacionmusical/textos/textos.html 
[5] El uso del término “textura” para referirse a las relaciones espaciales de las configuraciones musicales se extendió a partir de mediados del siglo XX, entendiendo estas relaciones como los hilos de una trama. Pero puede resultar algo equívoco dado que la palabra textura se asocia a sensaciones que provienen del campo táctil o, eventualmente, del campo visual. Resulta más claro pensar en “espacialidad”.
[6] Estas tendencias preceptúales generales fueron estudiadas por un grupo de psicólogos alemanes (Wertheimer, Koffka, entre otros) en la década de 1930 bajo el marco de una teoría denominada Gestalt. Ese término alemán puede traducirse como “forma” y también como “configuración” o “estructura”. En líneas generales, establecieron que la totalidad es una entidad compleja que no se explica por la suma de sus partes sino por las relaciones que se establecen entre ellas en un determinado contexto. También definieron una serie de constantes perceptuales por las cuales se tiende a agrupar lo semejante, separar lo diferente, completar las formas abiertas, etc. Uno de los principios fundamentales de la corriente Gestalt es la llamada ley de la Prägnanz (Pregnancia), que afirma la tendencia de la experiencia perceptiva a adoptar las formas más simples posibles. Otras leyes enunciadas serían: Principio de la Semejanza: la percepción agrupa los elementos similares en una entidad. La semejanza depende de la forma, el tamaño, el color y otros aspectos visuales de los elementos; Principio de la Proximidad: El agrupamiento parcial o secuencial de elementos por nuestra mente basado en la distancia; Principio de Simetría: Las imágenes simétricas son percibidas como iguales, como un solo elemento, en la distancia; Principio de Continuidad: Los detalles que mantienen un patrón o dirección tienden a agruparse juntos, como parte de un modelo. Es decir, percibir elementos continuos aunque estén interrumpidos entre sí; Principio de dirección común: Implica que los elementos que parecen construir un patrón o un flujo en la misma dirección se perciben como una figura; Principio de simplicidad: Establece que el individuo organiza sus campos perceptuales con rasgos simples y regulares y tiende a formas buenas; Principio de la relación entre figura y fondo: Establece el hecho de que el cerebro no puede interpretar un objeto como figura o fondo al mismo tiempo. Cada objeto se percibe como figura o como parte del fondo según el contexto.

[7] Las denominaciones de ritmo estriado y ritmo liso fueron propuestas por el compositor francés Pierre Boulez.
[8] Ver CIAFARDO, M.: La Teoría de la Gestalt en el marco del Lenguaje Visual. Mayo de 2008. Publicado en http://fba.unlp.edu.ar/apreciacionmusical/textos/textos.html 
[9] JIMENEZ, José: (1986) Imágenes del hombre. Fundamentos de estética, Madrid, Tecnos.